Isabel Rojas

Soy dibujante y acuarelista.
Dibujos, lápices, líneas, colores, tintas al agua, papeles, gráficas, ilustraciones, acuarelas son razones determinantes a la hora de explicarme por qué vivo. Idealmente, espero poder hacer de estos objetos y verbos la estructura de mi oficio. Autodenominarse artista es para mí un compromiso serio y una acción concreta diaria que desestima poses y autoreferencias. Después de haber estudiado carreras relacionadas con el arte, hace un tiempo relativamente corto retomé la práctica de crear en el Taller 111 y ahora en un Taller colectivo, ubicado en el barrio Bellavista de Santiago (Chile).
Mi espacio en el colectivo es mi oficina y mi taller (de diseño gráfico, de ilustraciones y acuarelas). Acá el tiempo lo estiro y multiplico, con pasión, con ansiedad, con contención de quienes comparten este oficio y con abundancia de sensaciones físicas y emocionales.

Academia:
Licenciatura en Artes Plásticas, Universidad de Concepción, Concepción.
Diseño Gráfico, Universidad del Pacífico, Santiago.
Publicidad Técnica, CIDEC, Talca.

"Dibujar es una acción. Pero el comienzo de todo, lo que a mi juicio
permite introducir el dibujo en la textura misma de la vida, incluso
de la vida de quien no dibuja, lo que nos permite sacar enseñanzas
para la experiencia cotidiana, es que el dibujo comienza en la
mirada. Es un modo de mirar que nos enseña a mirar, que vuelve
interesantes las cosas más humildes o minúsculas, que enriquece
por ello nuestra manera de estar en la realidad. Sufrimos el
espejismo de pensar que la mirada es un proceso pasivo, que
abrimos los ojos y lo que hay afuera se nos mete dentro. Es un
error. Vemos desde lo que sabemos y algunas veces no podemos
dejar de ver desde lo que sabemos.
Cuando nos enfrentamos a la realidad con el proyecto de dibujar, comenzamos a
buscar las líneas que reflejan con más precisión el objeto. La
penetración del proyecto, de la iniciativa individual en los sistemas
perceptivos, permite la aparición de la mirada creadora. Puedo
buscar un significado visual nuevo. El estímulo es un pre-texto
donde puedo leer mi propio texto. Ni siquiera el paisaje, con su
estabilidad geológica, permanece imperturbable ante la mirada. Para
el ojo de Monet, esa presunta estabilidad era un espejismo: “Un
paisaje –escribió- no tiene la menor existencia como tal paisaje, ya
que su aspecto cambia a cada momento. El sol va tan deprisa que
no puedo seguirle. También es culpa mía: quiero asir lo inasible:
esta luz que se escapa llevándose el color es algo espantoso. El
color, un color, no dura ni un segundo; a veces, tres o cuatro
minutos como mucho. ¿Qué se puede pintar en tres o cuatro
minutos?”
“El dibujo –decía Degas- no es la forma, sino la manera de ver la
forma”. Y Leonardo no decía nada diferente: “El secreto del arte de
dibujar es descubrir en cada objeto la manera particular como una
línea fluctuante se dirige, como una ola central que se despliega en
olas superficiales, a través de toda su extensión”...

Suzuki, introductor en Occidente del budismo zen, comenta un poema de
Basho, el inventor de los haikus, un poeta japonés del siglo XVII:
Yoku mireba
Nazuna hanasaku
Kakine kana
Cuando miro con cuidado
¡veo florecer la nazuna junto al seto!"

Soy integrante de un Colectivo ubicado en un barrio tradicionalmente "artístico" de Santiago (Chile). Es un espacio de trabajo reciente, una casona antigua y renovada con imaginación y pocos recursos materiales... en el cual todas (artistas/artesanas) hemos volcado nuestro entusiasmo y ganas de emprender.