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Eduardo Yanes Hidalgo

Back to list Added Jun 6, 2006

Con mirada oblicua

Un antiguo mito de las primeras civilizaciones cuenta que en un inicio lo masculino y lo femenino estaban fundidos en un solo ser y con esto explicaban el por qué de la búsqueda constante de esa otra mitad de quién fuimos en algún momento separados. Cierto o no, el hecho es que los humanos mantenemos a lo largo de nuestra vida una obsesión perenne de encontrar a ese “otro” que nos complete haciéndonos mejores, empeño este que conlleva uniones y separaciones sucesivas, con el inevitable precio del desgarramiento en cada intento fallido.
Con una paleta cada vez más racionalizada, Yanes nos presenta esta vez una manera de hacer diferente consiguiendo la lógica correspondencia entre el contenido y la riqueza formal que lo transmite., y que en este caso se vuelca hacia el mundo de las relaciones de pareja, pero dotándolas de una teatralidad que va desde el abrazo hasta el desgarramiento de la separación, pasando por todo lo que tiene de hermoso y terrible el universo del EROS, como él titula a esta serie. En un complejo sistema de representación donde la abstracción de los fondos prevalece sobre la figuración estilizada e incompleta, está contenido el mundo pasional de los humanos, violento y tierno, siempre moviéndose peligrosamente entre los temidos extremos, desdibujándose en los recuerdos de nuestra historia anterior, de ahí la mística sensual que irradian estos cuerpos que se interconvierten creando un todo armónico que invita a la definición del imposible límite entre ellos y que no es más que un reflejo de la necesidad del otro para completarnos y la imposibilidad de una fusión plena que abarque el plano espiritual, aunque se concrete en el cuerpo físico.
La gama de los grises y los sepias, desarrollada con un excelente dominio del claro oscuro, también gira sobre el mismo concepto acerca de la calidez de la unión y el vacío que queda tras las decepciones. Es por tanto, una obra que invita a la meditación, porque aún cuando en cada cuadro no se narra una historia personal, sí hay una mirada sintética a todas las historias.
Yanes invita entonces a perderse entre estos cuerpos, donde el dolor y el placer se hacen uno, para conformar la máxima filosófica de que la verdadera, la mejor ganancia de los sueños, es la experiencia ganada en la incansable lucha por lograrlos.

Sussette Martínez Montero.
Octubre 2003


Artmajeur

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