sans titre (2009) Pintura por Mena

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  • Obra de arte original Pintura,
  • Dimensiones Altura 39,4in, Anchura 39,4in
acrylique sur toile Acerca de esta obra de arte: Clasificación, Técnicas & Estilos Técnica Pintura La pintura es una forma[...]
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La búsqueda apasionada de la imago a través de una disipada renovación estructural y formal, de sentido y significados, cuya plenitud consigue en imprecisas que se dilatan en gestos informales, grafía espontanea,[...]

La búsqueda apasionada de la imago a través de una disipada renovación estructural y formal, de sentido y significados, cuya plenitud consigue en imprecisas que se dilatan en gestos informales, grafía espontanea, color sosegado, obsesiona a Rigoberto Mena desde que descubrió las claves misteriosas de su poética visual en el transito del siglo pasado a este. Desde que reconoció en la abstracción su única lengua para entenderse con nosotros en este complejo mundo de signos y símbolos que habitamos. Mi patria es la abstracción, se dijo a sí mismo un día lejano ya, parafraseando a Fernando Pessoa.
Ajeno a la condición postmoderna-debatida inicialmente entre apropiaciones de modelos históricos y deconstrucciones estructurales de lenguajes y modos expresivos- este creador vio pasar por su lado, como quien observa un impresionante carnaval gozoso en mascaras, música, magia, iluminaciones y fantasía, la más grande parafernalia orquestada por el mundo del arte desde su aristocrática aparición en los albores del Renacimiento. La disfruto con humildad y devoción culturales, como muchos otros creadores., pero aquel ambiente arrebatador y vertiginoso no puedo remover sus genuinos impulsos creadores y su sarta de afectos y sentimientos. Permaneció a la vera del desfile, en lugar discreto, con los ojos bien abiertos, atentos a la mecánica de aquel mundo de incontables acciones y visualidad atrayente que durante veinte años parecía anunciarnos con tambores, estandartes y trompetas aladas, el fin y el inicio de todo.
Casi tres décadas después las aguas comienzan a coger nuevamente sus nivelas. Y más aún: ciertos rasgos aislados, ciertas noticias que nos llegan desde allá y por aquí, indican, a pesar de la intensa niebla que nos cubra todavía, un lento reposicionamiento de aquella trunca modernidad que no logro colmar la vastedad de sus sueños en cuarenta duros años de proyectos artísticos y manifiestos estéticos, graves acontecimientos mundiales, nacimiento de estados, ascensión, y caída de líderes, revoluciones.
Eso lo percibe Mena, menos preocupado ahora por el devenir de los tiempos y las vicisitudes de la vida, más tranquilo en su ámbito cercano, consciente de que su realización personal solo es posible hallarla en el misterioso reino de la pintura. Para una sola cosa parece haber nacido: pintar. Y su hubiera otra, con seguridad y sin apenas mover un solo musculo del rostro, respondería: pintar.
Deudor de ciertas expresiones del saber y el conocimiento, provenientes en grado sumo del llamado Lejano Oriente, y ávido por construirse un entorno íntimo inteligentemente equilibrado, pleno de devociones, amores, y honestidades, Mena habita hoy uno de esos estadios propios de quienes se proponen a la larga y a la carta cambios, renovaciones germinadas en largos procesos de búsqueda y experimentación, extraño a lo que no surge del interior mismo de su ser y su existencia, como si lo externo, lo foráneo, lo exótico, debiese ser filtrado siempre por el ti...

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