Añadido el 6 ene 2014
EL JARDÍN DE GIVERNY - SALUTACIÓN A MONET
1. ¿Expones poco en los últimos años de forma individual? ¿Es así? ¿Por qué?
Efectivamente, en los últimos años he dedicado mucho tiempo planificando diversos proyectos plásticos que guardo para concretar en su momento (no creo que el arte sea exhibición, sino reflexión y realización). Igual he realizado obra escultórica sobre madera y metal, inclusive tomé un excelente curso de soldadura en el INADEH a tal efecto; y me he integrado con entusiasmo en la investigación digital desde la perspectiva del arte (llegué a lo informático cercano a los 60 y ahora, a los 63, puedo decir que: de seguro no soy, ni seré, un genio de las computadoras, pero me defiendo “como gato boca’rriba”. ¡Y cada día aprendo mucho más!).
Además me he vinculado desde siempre a la promoción y proyección del arte en la República de Chiriquí; en este proyecto he invertido cerca de 45 años y veo que paso a paso se van logrando resultados. Esto lo creo importante pues la cultura es el motor que mueve a los seres humanos hacia los caminos de la libertad, del pensamiento de altas miras y para el logro de una vida más plena y completa. ¿Cómo sería nuestro Panamá si hubiésemos tenido mandatarios estadistas, y ciudadanos proactivos, genuinamente vinculados y comprometidos con la educación, el arte y la cultura? Olvidamos, muy fácilmente, que la parte económica, siendo importante, no es lo que nos hace más humanos, solidarios y felices. Y el propósito final de cada vida humana es ser feliz, cada uno a su manera.
Por otra parte nunca he sido un creyente en las bondades de las galerías de arte panameñas. Siendo como son, en efecto, un negocio nunca han tenido la visión de procurar hacer de esto un negocio hacia lo cultural para educar a un público carente de visual y perspectivas sobre el arte. No les niego el derecho innato a ser un negocio rentable, es una necesidad propia a cualquier negocio; lo que cuestiono es su poco o ningún compromiso real con el desarrollo integral de una cultura nacional, lo que en última instancia les beneficiaria pues un público más culto, por supuesto sería más sensible a los productos que exhiben.
De cierre anoto que soy un fiel convencido del mensaje de Horacio Quiroga en su Decálogo del perfecto cuentista, sobre todo en el artículo IX que parafraseo así: “No concibas tus creaciones bajo el imperio de la emoción. Déjales morir, y evócales luego. Si eres capaz entonces de revivirles tal cual fueron, has llegado en arte a la mitad del camino.”
2. ¿Qué te llama la atención como creador en las obras de pequeño formato?
El pequeño formato es una especie de juguete lúdico para mí, puedo hacer una gran cantidad de variaciones y luego dejarlos dormir por años, retomarlos tan frescos como al inicio y continuar el viaje fenomenal de descubrir mil cosas no vistas en primera instancia. Y así una y otra vez. En realidad son inagotables y lo que es mejor, no los considero concluidos nunca.
Además al ocupar poco espacio no representan la incomodidad de obras de mayor formato en cuanto a requerimiento de almacenaje, por regla común se me pierden y ello no me conturba; sé que los encontraré cuando sea menester. Los considero una especie de Hai kus pictóricos, pueden expresar mundos en un espacio mínimo y ser, a la vez, ligeros y profundos. Generalmente los muestro muy poco, y a muy contados.
3. ¿Por qué te has inclinado por la técnica mixta?
Este es el típico caso de necesidad de supervivencia. Desde el inicio conté con muy pocos materiales de los que suelen denominar “nobles” los que de esto dicen que saben (pareciese que es el material y no el artista el que cuenta), y me acostumbré a trabajar con elementos industriales, de desecho y mil opciones poco recomendables para las altas aspiraciones de los que ven el objeto como un bien de mercado y no como una expresión de lo humano infinito.
Ello marcó profundamente mi devenir como creador, de tal suerte que siempre me sentí más cercano al arte povera que a los dignos estetas del óleo y del lienzo; con el agravante de que soy un fanático del bien hacer. Creo que hasta con basura se puede hacer un gran arte si se une la adecuada sensibilidad y pericia técnica. Recuerdo que en una de las muestras que realice hace años, cuando trabajaba con fotocopias (que de siempre la tecnología me ha frecuentado), fui acusado por un colega de hacer obras demasiado bien hechas, demasiado estéticamente perfectas. Él aducía, no sin razón, que el arte planteado tal cual hacia debía ser burdo y mal hecho para contener la carga emocional debida. Pero ¿quién le quita a uno el gusto por la materia? ¿por solazarse en cada centímetro de la obra? Al final se crea por placer y parte de eso es sentir que se hace el mejor trabajo que nuestras manos pueden robarle al cerebro y a la sensibilidad.
Así que trabajar en técnicas mixtas (mezclando lo que se nos ocurra y encontremos a mano) es consustancial con mi periplo vital como creador.
4. ¿Dónde se publicarán los catálogos en línea?
Uno de mis descubrimientos, por supuesto tardío, en el mundo cibernético es la profusión de excelentes publicaciones en línea. Y encima no tienen mayor costo que el hacerlas y luego lanzarlas a la autopista informática. Gusto, paciencia y buen material es lo indispensable, de allí a competir con otro millón de publicaciones. Pero es igual que en el mundo de las editoriales impresas. El espectador verá lo que le interese o llame la atención, con la ventaja del ningún costo económico (más que el tiempo invertido). En mis exploraciones por el universo virtual he encontrado cientos de sitios gratuitos y fáciles de utilizar y en nuestro idioma (recuerda que soy medio tecno-chambón y encima solo hablo español y muy limitado). Así que me asocie a dos sitios, de preferencia, para desarrollar esta iniciativa; uno es el muy conocido y utilizado (tiene excelente material editorial): ISSUU (http://issuu.com/) y el otro es GLOBAL ART CATALOGUE, en este incluso ya tengo una publicación inicial de prueba en la red: http://globalartcatalog.com/!manuelmontilla_1.
Así que pienso que ahora, en verdad, el universo es el límite y se nos quedará corto muy pronto.
5. ¿De qué años datan las 20 obras que expondrás?
Las obras en la muestra EL JARDÍN DE GIVERNY - SALUTACIÓN A MONET las inicié en el verano del 2010. Una amiga entrañable, que comparte mi afición por los libros, me había obsequiado una biografía profusamente ilustrada sobre este increíble Maestro y me percaté de que se cumplirían por esas fechas 170 años de su nacimiento (ocurrido en 1840). Por coincidencia leía, en esos días, un volumen de poesías de Ezra Pound que contenía tres poemas que en su título llevaban el vocablo “salutación” y, unir el agua y el aceite fue uno.
Ya había visitado, unos años antes, en París el Museo de Orsay y visto de primera mano lo más granado del Impresionismo, y por supuesto Monet siempre estuvo entre mis predilectos.
Posteriormente obtuve un volumen de gran formato con las obras de Monet, sobre todo la serie de los Nenúfares (en láminas inmensas)… y eso fue todo para el campeón.
6. ¿Qué te impulsó a seleccionar esas 20 entre las 60 que tenías terminadas?
Primero debo anotar que las obras en sí no tienen relación ni con el impresionismo ni con Monet más que en el espíritu del uso del color y la luz como basamentos de construcción compositiva y espacio-temporal. Y cual comenté con anterioridad el pequeño formato es una fiesta para mí, así que soy irresponsable y hago muchos cuando me dedico a una serie (que no es muy de continuo). Así nacieron y quedaron dormidos y olvidados por tres años.
Cosas fortuitas, en la hecatombe de mi estudio nunca encuentro nada, pero recién me puse a hurgar en busca de unos documentos que precisaba (y que no encontré) y aparecieron estas obritas con la ventaja de que tenían algunas páginas de anotaciones que me refrescaron la memoria y me sorprendieron gratamente. De tal me di a la tarea de seleccionarlas por conjuntos afines y encontré en este grupo, en especial, una suerte de memoria en duermevela que me acercaba mucho más al interior de la obra de Monet. Tal vez por su cercanía a cierta intensidad acuosa o por su preeminencia de aquas y cianes y algún toque de cinabrio o por su difusa insumisión lumínica; lo cierto es que me insertaron en la reminiscencia de las grandes telas del Maestro de Giverny.
Estas obritas, conformantes de la muestra, pueden pecar de pequeñas que no de falta de insurrecciones germinales.
7. ¿Qué has aprendido como artista de los miembros del impresionismo francés?
Contestatarios, insobornables e indoblegados, trajeron a la pintura el aire, el sol, la atmósfera más feraz. Se propusieron mostrar el mundo cambiante, lumínico e inmediato y, en alguna medida, insertar la vida circundante como creación propicia para decirnos que estamos aquí, ahora y que descubrirnos es fascinante.
Ya lo anotaba Monet, al expresar: “El tema tiene para mí una importancia secundaría; quiero representar lo que vive entre el objeto y yo.”
8. ¿Qué encuentras en la obra plástica de Monet que te cautiva?
Esa libertad endeble que producen las ensoñaciones. Monet atrapa el filo de la luz en el instante en que la sombra cromática se avoca al estupor del decurso. Recordemos su serie sobre la Catedral de Ruán donde las armonías de atmósferas, luz y color, se insertan en nuestra retina para avocarnos a un tiempo sin mensura en lo que todo es sin estar.
Y esas trémulas degradaciones de la memoria frente a El Parlamento traspasado de sol en la niebla, solo equiparables a los arrebatos gestuales de las más intensas marinas de Turner. Y, por supuesto, ese incoercible El estanque de nenúfares por la tarde, donde la sabiduría del pintor cede a la más intensa emoción por lo inadvertido del oscilar luminiscente.
Y podríamos continuar encontrando maravillas en una obra sin fisuras y plena de imperecederos mágicos. El que no ha visto un Monet, no ha visto pintura.
9. ¿Qué te atrapa de El jardín de Giverny de Monet?
El jardín de Giverny, en sí, es una eclosión de natura en plenitud, pero más que el propio jardín de Giverny, que ya es mucho decir, es la creación de ese universo interior que puebla a Monet y le hace obsesivo, desesperado e impetuoso ante su propia creación… porque al final Giverny es a Monet lo que Monet es a Giverny, indisolubles, incandescentes y proteicos.
10. ¿Sientes que el impresionismo francés está entre tus influencias en tu obra?
No en directo, vibro intensamente con cada tela de Monet, Pisarro, Caillebotte, Bazille, Bonnard, Corot, Manet, Degas, Renoir, Sisley, Guillaumin, pero más que influencia lo describiría cual un espléndido goce orgiástico-estético.
Mi camino, en contravía, es otro; al inicio muy emparentado con el Arte Pop (nunca me gustó Warhol) de Larry Rivers, Tom Wesselmann, Lichtenstein, Hamilton, Dine, Oldenburg, Paolozzi, Blake, pero sobre todo Johns y el de mayor afinidad, y al que hurté mayores recursos, Rauschenberg. Posteriormente otros caminos se abrieron con figuras como Duchamp (tardíamente encontrado), Cage, de Kooning, Beuys, Rothko, Robert Morris, Richard Long, Jan Dibbets y una silenciosa y permanente presencia de Agnés Martin, Mark Tobey y mucha, pero mucha, lectura de poesía. ¡Todo un sancocho!
Diría que la poesía es la real influencia definitoria de lo que pueda producir (inclusive en alguna época inserte poemas en las obras). Aunque creo que es un mal sin remedio; yo hubiese preferido ser músico, Debussy es mi apoteosis, o poeta, Baudelaire o Basho, por supuesto, pero nací sordo y lerdo con las letras. Ni modo, me conformo con embadurnar sueños y abocarme al estupor de la luz.
David, República de Chiriquí,
22 de agosto de 2013.