Profetas (2025) Malarstwo autorstwa Jesus Tejedor

Con un sol intenso sobre el desierto, la arena con pinceladas de luz cegadora.
Los profetas, crecen en medio de la nada.
Les rodea solo espinas y una ilusión de flores.
Con verbo firme de palabras ásperas como rocas protegen sus flores.
Aunque no las vean, aunque no las toquen, se declaran dispuestos a protegerlas con sus propias vidas.
Profetas guardianes de promesas invisibles, permanecen inmóviles ante la inmensidad desolada.


La figura de predicadores del desierto, despojados de cualquier bien material, insisten en proteger flores-dogmas aunque las que ellos protegen sean inexistentes. Gritan la necesidad de significado y propósito, una búsqueda de la belleza y la trascendencia en entorno hostil. Su comportamiento es una manifestación de la sublimación: la canalización de energías y deseos frustrados hacia una actividad simbólica. La ausencia de flores-ideas convierte su credo en un lienzo donde proyectar ideales, anhelos de creación y cuidado. El desierto no es solo escenario físico, es un reflejo del vacío interior que los profetas buscan llenar. Fe ciega, convicción inquebrantable en la existencia de lo invisible, metáfora de la fe, una energía capaz de sostener la esperanza y el propósito en medio de la adversidad. Los profetas nos invitan a cuestionar la naturaleza de la realidad perceptible, incluyendo la dimensión de lo intangible, de lo espiritual más allá de lo material.
Las defensas de estas flores de ideas invisibles como un giro estilístico de la responsabilidad moral de proteger los valores y las creencias que den sentido a la vida, incluso cuando estos parecen etéreos e inalcanzables.
Dicen que en la oscuridad del desierto, la fe es la única flor que crece,
El contraste entre la luz abrasadora del desierto y la oscuridad de la noche como lucha interna entre la razón y la fe, entre la realidad tangible y la realidad espiritual.
La esperanza y la búsqueda de la belleza pueden ser las únicas flores capaces de crecer en el desierto de la existencia a pesar de sus defensas hirientes.