Añadido el 11 mar 2012
“Hasta que no terminó el ser humano de extinguirse no comencé el proyecto Orígenes. La memoria que reconozco como el estanque donde reposan los huesos siniestros de los hombres sin nombre. De ahí surgió el mono, alborotado por un mundo libre. Reconozco el movimiento de los peces en el estanque. Me adormezco siguiendo su silueta, hasta desvanecer en la oscuridad de mi memoria perdida”.
Proyecto Orígenes_ Rh
Introducción
Hay una nueva incursión en el trasfondo de los valores humanos, abordando una estética atavista, donde predomina lo térreo, el papel y la madera como elementos sintéticos a través del expresionismo abstracto. En un espacio donde la figura humana, fosilizada, abandona progresivamente su hábitat.
Encontrar un vínculo con la naturaleza más pura en una eco esfera evolutiva en donde la figura del yo monoteísmo y ególatra deja paso a figuras primitivas ya extintas. Es el primer paso en la búsqueda de la esencia humana.
La evolución de Orígenes se plantea desde un punto de inflexión de la sociedad actual del siglo XXI con el atentado del 11S en Nueva York, que balancea la estabilidad intercultural y abre una etapa de cambios a medio largo plazo en todos los países del mundo.
Algo que balancea en un periodo pendular de entreguerras fructíferas, donde una metamorfosis caótica, con demasiadas variables sociales no permite discernir el final de una etapa que deja al descubierto en definitiva al Homo Sapiens, incapaz de convivir en equilibrio con sus propios congéneres y con su hábitat.
Un período social donde la estética se ve envilecida por la figura del hombre sintético, con objetivos demasiado pragmáticos como para esperar un futuro deferente con sus congéneres.
Subyace en todo esto una ingenua postura antagónica donde el futuro de la humanidad pudiera ser más equilibrado. La realidad artística propuesta deja esta segunda opción en la línea del evolucionismo con nuevas estructuras jerárquicas naturales.
Comenzar desde el principio como ejercicio de humildad, sobrevivir sin más. Desprenderse de todo para crecer y volver a perderlo todo. Este sentido cíclico envuelve toda la historia de la humanidad, y aunque aquí no se muestra como un planteamiento artístico original, se hace en suma inevitable su presencia en toda la colección.
El Edén
Los espacios artísticos propuestos se sintetizan cada vez más hacia colores que abundan en el Universo, mostrando una amalgama cromática que sugiere la formación de estrellas jóvenes como preludio a la síntesis oriunda de la vida.
Existe un cierto caos artístico consciente, como testimonio de una Naturaleza evolutiva azarosa. Quizás como un deseo ferviente de establecer este factor como catarsis de un nuevo planteamiento social.
Sin embargo, la Naturaleza en sí misma no entiende de condicionamientos morales y sí del principio de supervivencia. Quizás por eso exista este estigma autodestructivo en el hombre. Un sutil mecanismo capaz de preservar nuestro planeta de esta especie tan dañina.
Por otro lado, una constante ambición de poseer el territorio, le lleva a este a alcanzar metas más ambiciosas, sobreviviendo en lugares inhóspitos, desarrollando así su tecnología y su ciencia exponencialmente.
Aún hoy es difícil entender esta realidad, a no ser que imaginemos que la Tierra como planeta tenga los días contados dada su proximidad al Sol. Una estrella que absorberá completamente nuestro planeta dentro de unos pocos miles de millones de años.
El hombre proseguirá así su afán por sobrevivir, al menos eso decía Carl Sagan en su célebre obra “Cosmos”; “Debemos nuestra obligación de sobrevivir no sólo a nosotros mismos sino también a este Cosmos, antiguo y vasto, del cual procedemos”.
El precio de esta ambición desmedida es la destrucción de su patrimonio y de su herencia en términos cuantitativos y la pérdida de valores humanos promulgando un egoísmo exacerbado en el conjunto de la sociedad moderna. Al menos, esa ha sido la historia hasta ahora.
El futuro retoma así su incertidumbre tanto para el ser humano como para su civilización, y aunque el hombre sea en parte dueño de su destino, y tenga la voluntad de su mano, el juego del azar está en marcha.
La obra completa de la colección “Orígenes” posee en este sentido un cierto grado de desorden dentro de la pura expresión abstracta que manifiesta. Si bien comienza con la figuración de elementos simbólicos como el 11S de Nueva York, se adentra en un espacio inhabitado por el hombre, y a través de una profunda introspección aparece la crisálida humana como símbolo de transformación y cambio.
No hay un destino cierto, pero preservar intuitivamente algunos valores humanos podría ser el camino. Retornar al Edén a través de la propia naturaleza, quizás.
La memoria perdida
La “memoria perdida”, es un término que nada tiene que ver con la enfermedad degenerativa que desgraciadamente sufre la sociedad moderna. Enfermedades como el Alzheimer son el cáncer de nuestros frágiles cerebros.
Me refiero a un retorno consciente e impulsivo de nuestra percepción a través de la mirada de un niño. En la infancia se manifiesta la interacción humana más pura y natural.
Existe así un ejercicio de desaprender de lo vivido para volver a captar la esencia de la vida potenciando nuestra interrelación social. Es esta Interacción con los miembros de nuestro entorno la que ha llevado al ser humano a diferenciarse del resto de animales, aglutinando su capacidad neuronal hasta el punto de alcanzar el dominio del territorio.
La “memoria perdida” quiere rescatar una interacción social más positiva como una herramienta poderosa que potencie al ser humano en los parámetros normalizados de la convivencia, tanto en su hábitat social como en su entorno natural, recuperando la figura del hombre estético.
La “memoria perdida” es un retorno al Edén a través de la Naturaleza, en un intento por recuperar nuestra percepción infantil.
La figura del feto humano aparece en algunas de las obras clave de esta colección como símbolo precisamente de este concepto que subyace en todo el proyecto de arte.
Existe en definitiva una idea de esperanza que no deja el final del camino demasiado alejado de nuestras mejores aspiraciones, pero que nos llevaría sin remedio al límite de nuestra identidad como seres humanos.
Tenemos una responsabilidad de sobrevivir no solo a nosotros mismos, sino a futuras generaciones de seres humanos que transmitirán el legado más valioso que poseemos, y es nuestra capacidad de superarnos a nosotros mismos en sociedad.
El nuevo hombre
Tenemos constancia de un ser que posee entendimiento y actúa a su libre albedrío, que abandonó el instinto y la tiranía que encierra, para convertirse en su esplendor en una figura aristotélica, como creador del ingenio y del pensamiento. Sin olvidar la capacidad gnoseológica de otras celebres figuras platónicas. Asumo este hecho.
Pero discernir sobre el bien y el mal es una historia demasiado crispada para poder entenderse, con permiso de Aristóteles.
No existe este debate en la Naturaleza, carece de valor conceptual alguno. Sin embargo imaginamos personas más generosas, más altruistas, con mayor sentido humanitario y otras en las que subyace el egoísmo como idolatría.
No es fácil buscar un ejemplo de sociedades donde la sabiduría de sus órganos de gobierno o de sus magnas leyes no se derrumbe por la propia ambición de los que la crearon.
Así es difícil esperar un nuevo hombre. Si imaginamos una sociedad perfecta donde las normas que regulan su funcionamiento se perpetúen en beneficio equitativo de sus miembros y pudiéramos establecer una alianza de civilizaciones, seguramente esperaríamos el final de este cuento.
En el proyecto anterior a “Orígenes”, “Rojo Sobre Humano”, abordaba la pérdida de percepción de los sentimientos en una sociedad abrumada por su propia estructura pragmática del bienestar.
Ahora nos acontece asumir que el nuevo hombre aparecerá en un proceso cognitivo a través de la interacción social de las nuevas generaciones. La metafísica se adormece y la comunicación global está priorizando las relaciones humanas. Es muy difícil conjeturar los retos que asumirá el ciudadano del futuro, pero es evidente que el territorio donde habita está sufriendo cambios importantes y el bienestar de este dependerá no solo de sobrevivir por puro instinto, sino de buscar una relación óptima con sus congéneres y aprovechar la sinergia de esta relación global para evitar el confronta miento.
Sinopsis. A modo de conclusión.
El proyecto Orígenes manifiesta así la pérdida de identidad del ser humano que sobrevive en una sociedad que ha borrado sus orígenes en un espacio de transacciones mercantiles, y que aborda en una época de cambios, reiniciar el sistema a través de la manifestación global humana.
Más allá de la interculturalidad, se hace imprescindible reclamar un espacio para sobrevivir con dignidad y recuperar la esencia individual del ser humano.
Volver al origen para ser la herencia de nuestros padres y la esperanza de nuestros hijos en un mundo que nos dio la oportunidad de prosperar y al que debemos nuestra existencia. Esta es en definitiva la esencia del proyecto “Orígenes”.
“Probablemente todos los seres orgánicos que hayan vivido nunca sobre esta tierra han descendido de alguna única forma primordial, a la que infundió vida por primera vez…Esta opinión sobre el origen de la vida tiene su grandeza…porque mientras este planeta ha ido dando vueltas de acuerdo con la ley fija de la gravedad, a partir de un inicio tan sencillo han evolucionado y siguen evolucionando formas sin fin, las más bellas y las más maravillosas.
Charles Darwin, El origen de las especies, 1859.