Willy Blanco es un vitralista argentino contemporáneo con un enfoque único e innovador de este antiguo oficio. A lo largo de su carrera, Blanco ha emprendido una intensa exploración estética, ampliando los límites de las técnicas de vidrieras para crear objetos artísticos que trascienden los límites históricos. Su obra representa una fusión de tradición y modernidad, inspirándose en diversos géneros artísticos, dando como resultado un cautivador anacronismo temporal.
Desde el comienzo de su viaje en el arte del vitral, Willy Blanco exhibió una curiosidad incesante y un deseo de desafiar las convenciones de este antiguo oficio. Se embarcó en una misión para descontextualizar las vidrieras, liberándolas de su bagaje histórico y reinventándolas como un medio de expresión artística. Este empeño ha sido el motor de su evolución artística.
La búsqueda de Blanco para transformar las vidrieras en un objeto artístico condujo a la creación de un nuevo lenguaje visual, uno que combina las raíces medievales del oficio con las sensibilidades contemporáneas. Sus obras son un testimonio del anacronismo temporal que ha creado, invocando estéticas que van desde la grandeza del arte gótico hasta los trazos audaces de los caligraffiti, desde la energía cruda del arte urbano hasta la precisión de la estética gráfica y desde las expresiones abstractas del modernismo. a visiones de paraísos industriales distópicos. Esta diversidad refleja su dedicación a ampliar los límites de lo que las vidrieras pueden transmitir.
En el corazón de la identidad de Blanco como artista está su uso expresivo y espontáneo de la grisalla, esmaltes con una historia que se remonta a la época de las catedrales. La técnica consiste en someter el vidrio a altas temperaturas, lo que da como resultado patrones intrincados y etéreos. El dominio de Blanco en este antiguo oficio le permite infundir a sus obras una calidad única y evocadora, donde la luz y la sombra bailan a través de sus creaciones, añadiendo profundidad y dimensión a sus piezas.