Jon Phillipson

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E. CAMPO
Dice que la pintura es una montaña y que a él le gusta escalarla por diferentes laderas, para conocerla y explorarla mejor. Jon Phillipson Brown presenta en la sala Cajastur de Avilés «La vida consciente», uno de esos recorridos artísticos, formado por una recopilación de su obra asturiana en la que selecciona fragmentos de imágenes que le rodean para convertir la anécdota en protagonista buscando, al descontextualizar, una síntesis de pintura figurativa y abstracta. Cuadros al óleo de gran formato en los que intenta conferir a las dos dimensiones profundidad y relieve mediante una técnica de superposición de capas y la aplicación de los recursos ópticos de los colores cálidos y fríos.

«Creo que hay mucho interés visual en lugares desconocidos. Tenemos que abrir los ojos y ver el mundo», explicó Brown durante la inauguración de la muestra. Y añadió que le gusta utilizar en sus obras las líneas de graffiti, porque están a medio camino entre la pintura, la escritura y el pensamiento. El artista asegura que el paisaje asturiano le ha influido con las emociones que le provoca. «Asturias tiene un paisaje increíble».

Jon Phillipson Brown estudió Bellas Artes en la Universidad de Liverpool, y pasó varios años dedicado a la pintura en Brighton. Después se incorporó como actor a la Royal Shakespeare Company, en Londres, donde estuvo hasta 2001, en que las circustancias le obligaron a cerrar su etapa como actor. «Me lo planteé como una oportunidad para un cambio de rumbo, y mi mujer y yo decidimos vivir en otra parte del mundo», explica. Comenzó por asistir a clases de español y capacitarse para la enseñanza del inglés.

Asturias fue el lugar elegido para asentarse después visitar la región con su familia de vacaciones. «Nos encantó y nos trasladamos aquí en 2005». Vega de Poja, en Pola de Siero, es ahora su cuartel general, donde vive y trabaja. «Vivimos en una casa rural, tenemos una pomarada y vistas de la Cordillera Cantábrica: es un lugar maravilloso para trabajar». Su muestra en Avilés pupede visitarse hasta el 9 de noviembre, de lunes a sábado, entre 18.00 y 21.00 horas.

La Vista Consciente – Jon Phillipson Brown

‘La Vista Consciente’ es una exposición de pinturas al óleo muy coloridas y de gran tamaño. En estos cuadros hay un contraste agudo entre las formas sintéticas rectilíneas y las orgánicas. Anchas ringleras de colores primarios ceden paso a las tinieblas, colores rotos y destellos de detalles más concretos. Algunos de los cuadros representan muros, separados de repente por algún tubo de desagüe u otro rasgo arquitectónico. Los muros están pintados con colores vivos y luego en parte cubiertos por un remolino caligráfico de graffiti. En otros cuadros, la naturaleza domina: las ramas y las hojas llenan el campo de vista, y una ola rompe en una grada de cemento.

LA PINTURA Y LA FOTOGRAFÍA, EL PROCESO CREATIVO
Casi todos los cuadros han sido pintados durante los últimos tres años en mi estudio cerca de Pola de Siero. Nacieron como fotografías. La mayoría de estas fotografías fueron tomadas en Asturias – muchas en los alrededores de Pola de Siero, pero también algunas en Gijón, una en Luarca y una en Cudillero.
Tomo gran cantidad de fotografías, y voy seleccionando imágenes para convertirlas en cuadros. El proceso de seleccionar qué fotografías me gustaría convertir en cuadro es decisivo. Por supuesto, muchas imágenes se eliminan inmediatamente por ser demasiado obvias o poco interesantes. Por motivos a veces variables, o simplemente por un capricho, la selección se va acotando. Mientras contemplo las fotografías, voy buscando una comunicación; una combinación de colores, formas o diseños que me habla y que me diga: Píntame. Intento mantener la mente abierta sobre qué hay que incluir, pero en el transcurso del tiempo, durante el proceso de la elaboración de los cuadros desde las fotografías, algunos temas siempre surgen, acosándome, pidiendo clarificaciones, exploraciones o elaboraciones más profundas, y supongo que ahora voy buscando esos temas, mientras contemplo las imágenes, pensando en maneras de desarrollar sus variaciones.
Estos temas constantes incluyen: los muros que nos rodean, a la vez restringiendo y creando el espacio en que vivimos; las escrituras en los muros – el sublenguaje del graffiti; la articulación del espacio pictórico poco profundo, las superficies, el realismo disfrazado de abstracción, la reproducción de superficies pintadas; el descubrimiento de la belleza en lugares extraños, y el asombro ante el mundo físico a nuestro alrededor, o como lo describió William Blake:

Ver el mundo en un grano de arena
Y el cielo en una flor silvestre,
Sujetar la infinidad en la palma de la mano
Y la eternidad en una hora.
De ‘Los augurios de la inocencia’, William Blake

En las etapas iniciales de la creación de una pintura, a menudo uso un proyector digital para transferir la imagen del ordenador al lienzo. Tan cerca al lienzo, mis manos y brazos bañados con la imagen seleccionada, iluminado por el proyector, me pregunto si Johannes Vermeer se quedaba asombrado por una experiencia similar con la luz mágica y minúscula de la cámara oscura.
Me interesa la relación entre la fotografía y la pintura - tanto sus cualidades compartidas como sus diferencias – y las maneras en que se puede combinarlas para producir arte. Quizás podría haber expuesto las fotografías originales, pero la exposición habría sido muy diferente, y la experiencia para el espectador habría sido completamente diferente.
Para mí, quizás una de las diferencias más interesantes entre la pintura y la fotografía se refiere al tiempo invertido en la producción de la obra. La elaboración de estos cuadros tomó largas horas; algunos de los cuadros tienen más de cien horas de trabajo en su desarrollo. Se han elaborado con muchas capas de pintura, hay capas de vidriado transparente que da una profundidad que brilla como una joya y hay capas opacas para corregir, clarificar u ofuscar. Durante las horas de elaboración emerge un proceso prolongado de tomar decisiones. Mientras se evoluciona el trabajo, la obra en cuestión empieza a desarrollar su propia realidad, y engendra una voz que urge ser escuchada. Como escribió el pintor inglés Ivon Hitchens:
“Las complejidades de cualquier tema tienen mil aspectos. La mente los tamiza, como por un filtro de relatividad. Así una realización de los puntos esenciales, visto en relación el uno al otro, se convierte una simplificación que es posible poner sobre el lienzo. Uno o dos de estos muchos momentos de visión expresará más correctamente algo de la complejidad que he visto. El lienzo recibe vida, se convierte vivo, devuelve la vida y por fin muestra la relatividad de naturaleza,”

Memorando de Ivon Hitchens citada por Peter Koroche en su libro “Ivon Hitchens” 2007

Así que los detalles se filtran, dando luz a una visión simplificada o personalizada en que algunos aspectos se dejan ver más por la belleza de su color, forma o contenido simbólico, y luego se convierten en protagonistas, interpretados con detalles minúsculos, mientras otros aspectos se dejan olvidar, o están excluidos, distorsionados, desenfocados conscientemente o simplemente representados por formas generalizadas con la brocha más grande. Se encuentran ideas que se desarrollan y otras que se pierden – casualidades felices que se pueden aprovechar y verdaderos desastres de los que uno se arrepiente.

SOBRE EL GRAFFITI
El espacio ocupado por el graffiti entre la pintura, la escritura y el pensamiento me deja cautivado. Evidentemente, gozo de la yuxtaposición de la subcultura y el arte culto. La esterilidad de la galería está asegurada, protegida de la suciedad del muro desmenuzado, y su delito clandestino tapado por una capa finísima de barniz, que encierra todo como moscas prehistóricas atrapadas en ámbar báltico. Continuamente, disfruto vicariamente de la subversión ilícita del graffiti, protegido del miedo de la mano de policía, sin ser visto, en mi hombro. La espontaneidad ensayada y libre de los gestos del graffiti se deleita. Sus estelas coloridas de acrobacia aérea suben y bajan rebelándose contra un cielo rígido y arquitectónico, que las enmarca y las apoya. Su escritura cursiva, enorme, que se sale de lo corriente, con sus recodos y coletazos, no es simplemente buena letra, sino un movimiento bueno, una coordinación del ojo, la mano, la muñeca, el hombro, el cuerpo entero. Fantaseo, como un bailarín con la alianza armoniosa del impulso innato del pintor, de alargar la mano para marcar su presencia con ‘Akí estuve yo’ en cualquier superficie al alcance. ¿No es precisamente lo que han hecho los seres humanos desde que los primeros artistas dejaron sus huellas en las cuevas?

DOS DIMENSIONES CONTRA TRES DIMENSIONES
La cuestión de cómo se crea la ilusión del espacio – esa tercera dimensión en la superficie llana del lienzo - ha sido una preocupación central del arte europeo desde antes del renacimiento. Por eso, el pintor mantiene una relación necesaria con un tema tan esencial. El espacio que elijo explorar tiene poca profundidad, pero es muy preciado. Quiero que el espectador crea en aquel espacio debajo del barniz, y que piense que los objetos que ocupan ese espacio son sólidos, y que podría cogerlos del lienzo si las normas de la galería se lo permitieran. Sin embargo, intento establecer una tensión entre la ilusión seductora del espacio y la presencia física del cuadro como objeto. El cuadro existe para seducir al espectador para que temporalmente suspenda su incredulidad, y justo cuando esté al punto de tender la mano, se le arrebata los objetos de su deseo, el hechizo se ha roto, la ilusión se rompe en añicos mientras el espacio y sus formas se disuelven simplemente en pintura deliciosa, en gotazas de color, en los contornos embadurnados de su superficie, sus pinceladas, sus rasguños, su impasto. Creo que los mejores cuadros mantienen esa tensión para producir el rebote continuo entre los dos estados mentales del espectador.

Trato de conseguir un equilibrio entre, por un lado, una imagen plenamente resuelta y reconocible, y por otro, una forma más abstracta en la que su índice de éxito es más complicado de establecer, lo que se relaciona más con crear una unidad armoniosa dentro del cuadro que con la representación de algo ‘real’.
Voy luchando en un vaivén con este asunto. Por ejemplo, mientras trabajaba en el cuadro de ‘Hojas y Ramas de la Higuera’, observé que quería elegir unas hojas del primer plano, y representarlas de una forma más mecánica, más detallista, para que resaltaran aún más a primera vista, pero al reflexionar, decidí que no quería volver a tensar más el resto del cuadro, porque tenía muchas líneas abiertas con gotas grandes, que aisladas no tenían mucho sentido – como imperfecciones, errores o torpezas en sí mismas, pero que dentro del contexto de la imagen, aportan valor en lugar de quitarlo. Creo que la higuera tiene algo parecido: torpe, grotesca y sumamente idiosincrásica.

ECUANIMIDAD
Algunos de los cuadros tienen el título ‘Ecuanimidad’, porque representa una idea importante para mí, de hecho que casi doy el mismo título a todos los cuadros de la colección. Lo que espero sugerir se parece a una visión ecuánime en la que fenómenos diferentes, aspectos de la vida o estados emocionales se encuentran con la misma mirada equilibrada y impávida. Una mirada que se sostiene por una serenidad, ni reactiva, ni fácilmente sacudida. En esto, busco construir por encima de los cementos de mi propia educación artística. Me enseñaron que aprender a pintar es, en esencia, un proceso de aprender a mirar, a ver claramente. Aprendimos que el arte bueno tiene sus raíces en la observación. Ahora entiendo que eso significa la observación en su forma más amplia. Puede ser, como hace tantos años en el estudio de la escuela de bellas artes, la observación de cómo la luz del día revela la musculatura del cuerpo humano, o puede ser la observación de cómo los patrones surgen de la estructura de nuestra sociedad, o la observación de cómo uno se siente inmerso en la experiencia de existir en un paisaje, en una colina, expuesto al viento y la lluvia; esa observación podría extenderse hasta todo lo que uno puede experimentar mientras medita. En todo caso, lo esencial es que la observación debe de ser escrupulosa, rigurosa, y clara (lo que exige una serenidad ecuánime). Esta serenidad, a la que se podría aspirar, no estaría alterada por ninguna escena tempestuosa, ni seducida por la presencia de la tranquilidad armoniosa, sino proporcionaría una mullida espaciosidad de la mente, que le permitiría contener cualquier cosa que brote.
Cada vez más, considero pintar como una actividad meditativa en la que uno se tiene que involucrar 100%, excluyendo lo demás, e ir lo más lejos posible, con el mismo nivel de dedicación, creyendo en sí mismo sin dudar de la validez de sus convicciones. Llegados a este punto, es preciso entrenarse a dar un paso atrás para contemplar el trabajo con sinceridad, con una mente abierta a través de que se puede aprender, desarrollarse y crecer. Dejando los prejuicios y las ideas preconcebidas atrás, se intenta dar cara al mundo con la mirada fresca de un niño, sostenido por la estabilidad mental de un adulto.
‘Siempre me veo obligado a mirar una brizna de hierba, una rama de un pino, una espiga de trigo, para tranquilizarme’ – Vincent Van Gogh en una carta a su hermana, Wil. (Carta número 785)

LA VISTA CONSCIENTE


“La Vista Consciente” is an exhibition of large, colourful oil paintings. In the paintings synthetic, rectilinear shapes contrast sharply with organic forms. Broad swathes of primary colours give way to shadows, broken colour and glimpses of tighter, more specific, photographic details. Some paintings show walls, here and there divided by a drainpipe or other architectural feature. They are decorated with bright colours and then further decorated with the calligraphic swirl of graffiti. In other paintings, nature dominates; branches and leaves crowd the picture plane and a wave breaks over a concrete slipway.


Photography and painting, the creative process

Almost all of these paintings were painted during the last three years in my studio near Pola de Siero. They all started life as photographs. The vast majority of these photos were taken in Asturias: many in and around Pola de Siero, several in Gijón, one in Luarca and one in Cudillero

I take many, many photos and I choose a very small proportion of them to turn into paintings. The process of selecting which photos to interpret into paint is crucial. Of course many are filtered out immediately as uninteresting or too obvious. For a host of other, often shifting, criteria, or caprices the selection is winnowed down. As I look through the pictures I listen out for something speaking to me; a combination of colours, shapes or patterns that pulls on my heart and says “paint me”. I try to keep an open mind about what to include, but over time, through the process of working from photos to paintings a number of themes have begun to nag away at me, calling for further clarification, exploration or elaboration and I suppose that now I look out for them and for ways of developing their variations.

These themes include: the walls that surround us, at once limiting and creating the spaces we inhabit; writing on walls, the sublanguage of graffiti; the articulation of a shallow pictorial space, surfaces, realism posing as abstraction, reproduction of painted surfaces, the discovery of beauty in unusual places and sense of wonder at the physical world around us or as William Blake put it

To see a world in a grain of sand,
And a heaven in a wild flower,
Hold infinity in the palm of your hand,
And eternity in an hour.

from Auguries of Innocence, William Blake

In the very initial stages of creating a painting I often use a digital projector to transfer the image from the computer to my canvas. Standing up close to the canvas, my hands and arms awash with the image in question, bathed in the light of the projector; I wonder if Johannes Vermeer marvelled at a similar experience in the magical pin-prick light of a camera obscura.

I am very interested in the relation between photography and painting: the qualities they share and the things that mark them apart and also how they can be used together to make art. I might even have chosen to exhibit the original photos, but it would have made for a very different show, a very different experience for the viewer.

For me perhaps one of the most interesting differences between painting and photography relates to the time invested in the production of the work. These paintings have taken many hours to create; some have more than a hundred hours work in them. They are composed of many layers of paint; sometimes these are transparent glazes which create a jewel-like sparkling depth and other times an opaque layer is necessary to correct, clarify or obfuscate. During these hours a protracted decision making process emerges. As the work progresses the painting takes on a reality of its own, and begets its own voice which increasingly demands to be heard. As the English painter Ivon Hitchens wrote:

“The complexities of any one subject have a thousand aspects. The mind sifts them, as through a filter of relativity. Thus a realisation of the essentials, seen in relation to each other, becomes a simplification which it is possible to put on canvas. One or two of those many moments of vision will the most accurately convey something of the complexity I have seen. The canvas receives life, becomes alive, gives back life and finally shows the relativity of Nature. A good painter is he who, like a magician, having taken thought, utters the magic words, and conjures up life from within the canvas.”
Memorandum by Ivon Hitchens as quoted by Peter Koroche in his book “Ivon Hitchens” 2007

Details are filtered, engendering a simplified, customised vision in which some aspects are seized upon for their attractiveness of colour, shape or symbolic content, and then highlighted and rendered in slavish details while others are neglected or consciously omitted, distorted, pushed out-of-focus or described in the most general of forms with the largest of brushes available. There are both plans which come to fruition and those which founder; happy accidents upon which one tries capitalize and true disasters which one regrets.


On Graffiti

I am rapt with the position that graffiti occupies between painting and writing and thought. Of course I revel in the juxtaposition of sub-culture and high-art. The sterility of the gallery is assured, protected from the dirt of the crumbling wall, and its clandestine crime by a thin layer of picture varnish locking them in place like a prehistoric flies trapped in Baltic amber. All the while, I’m vicariously enjoying the illicit subversion of graffiti, safe from the fear of the unseen hand on my shoulder, feeling my collar. The rehearsed, free-flowing spontaneity of graffiti’s gestures tantalize. Its swooping, pigmented aerobatic vapour trails arch and soar rebellious against a rigid architectural sky which frames and ironically supports it. Its out-sized, larger-than-life cursive requiring, in its loops and flicks, not just a “fair-hand” but fair movement and co-ordination of eye, hand, wrist, arm, shoulder, whole-body, I fantasise, balletic and harmoniously allied with the painter’s innate impulse to reach out and express their presence “I woz ere” on any available surface. Isn’t this what people have done since the first artists left their marks at the back of the cave?


Two dimensions versus three dimensions

The question of how to create the illusion of space, of a third dimension on the flat plane of the canvas has been a central preoccupation of European painting since before the renaissance. As such it is the kind of issue with which a painter necessarily has a relationship. The space I choose to explore is a shallow but precious one. I want to make the viewer believe in that space behind the varnish and to believe that the objects that inhabit the space enjoy a solidity and could indeed be grasped if the rules of the gallery were to allow it. However, I also strive to create a tension between the enticing illusion of space and the physical presence of the painting as object. The painting exists to seduce the viewer temporarily into the suspension of disbelief and then on the point of reaching out to touch, the objects of desire are snatched away, the spell is broken, the illusion shattered as the space and forms dissolve into mere luscious paint, gobs of colour, daubed contours of its surface, its strokes, scratches, and impasto. I believe that the best painting uses that kind of tension to keep the viewer’s mind-gaze rebounding between the two states.

I try to find a balance between on the one hand a fully resolved, recognisable image, and a more abstract form where the success criteria are harder to pin down and have more to do which achieving a harmonious unity within the picture plane than with the painting resembling anything “real”.

I struggle backward and forward with this kind of issue. Whilst painting the Fig Leaves painting, for example, I noted that I wanted to choose some foreground leaves and treat them in a more mechanistic, highly detailed way to make them seem to “come into focus” but then reflected that I didn’t then want to have to tighten-up the whole of the painting as it possessed a lot of “blobby” sweepy lines that don’t quite make sense; imperfections, errors or clumsinesses in themselves; but which within the context of the whole, add rather than detract. I feel that the fig tree is like that: awkward, grotesque and highly idiosyncratic.


Equanimity

Several of the paintings are titled ”Equanimity” as it represents an important idea for me, in fact I nearly gave the same title to all the paintings in the show. What I’m hoping to suggest is something of an equanimous vision wherein different phenomena, aspects of life or emotional states can be met with a level, unflinching gaze. A gaze which is supported by a kind of composure which is neither reactive nor easily shaken. In this, I seek to build on what was a fundamental tenet of my own art education. I was taught that to learn to paint is in essence a process of learning to look, to see clearly. All good art has its basis in observation, we learnt. I now understand this to refer to observation in the widest possible sense. It could be, as it was those years ago in the art school studio, the observation of how the light of day reveals the musculature of the human body; or it could be the observation of how patterns emerge within the structure of our society, or the observation of how one feels immersed in the experience of being within a landscape, on a hillside exposed to the wind and rain; this observation might even extend to the witnessing of all that one can experience whilst seated in silent meditation. In all cases what is essential is that the observation should be scrupulous, rigorous and clear, this requires an equanimous composure. This composure, to which one might aspire, would not be disturbed by some tempestuous scene, nor seduced by the appearance of harmonious tranquillity, but would provide one with a soft spaciousness of mind that would be able to contain anything that arises.

More and more I think of painting as a meditative activity in which one has to involve oneself 100%, to the exclusion of all else, and go as far as one can with that level of commitment, believing in oneself without admitting any doubt as to the validity of one’s convictions. Having done that, one then has to train oneself to step back and look at what has been done with honesty, and with an open mind through which one can learn, develop and grow. Leaving behind prejudices and preconceived ideas I seek to face the world with the fresh eye of a child supported by the mental stability of an adult.


“I am always obliged to go and gaze at a blade of grass, a pine tree branch, an ear of wheat, to calm myself” – Vincent Van Gogh letter to his Sister Wil (letter number 785)

Artículo sobre la exposición "La vista consciente" escrito por Jose A. Samaniego en La Nueva España de Gijón 14 Diciembre 2010

JOSÉ A. SAMANIEGO John Phillipson Brown es licenciado en Bellas Artes por la Universidad John Moores de Liverpool. Empezó su carrera artística en el Reino Unido, ya durante su época universitaria en 1991, exponiendo en Manchester, Brighton y Londres en los años noventa. Se dedicó luego a la dirección escénica y el cierre del teatro en que trabajaba lo trajo a Asturias en 2003. Vive en Pola de Siero con su familia y se presenta a concursos en localidades como Sariego, Villaviciosa y Siero. En 2009 su obra es seleccionada en el XL Certamen Nacional de Arte de Luarca, lo que supone un aval importante en su carrera. En 2010 expone en París y pronto lo hará en la galería Costa Diego, de Oviedo. La actual muestra de Cajastur ha estado antes en Mieres y Avilés, para terminar aquí su periplo.

Mantiene Phillipson Brown una presencia activa en internet dando a conocer figura y obra dentro de su manera de entender el arte de pintar. Manera curiosa, pues defiende que no se siente ligado a un estilo concreto, que esa idea es romántica y trasnochada. Por el contrario, afirma que escoge estilo y manera según las necesidades del tema y las expectativas del cliente. Vemos, en efecto, que pinta paisajes asturianos (capillas, manzanos, montañas y mar) con pincelada suelta y color «Turner», mientras se dedica minuciosamente a obtener reflejos plateados en la piel de los peces. O retrata a una niña vestida de asturiana con pincelada paciente de pincel fino.

Las quince obras de Muralla Romana versan acerca de la pared, ese lugar cuyas manchas y desconchados permiten ver tantas figuras como en las nubes, que decía Leonardo da Vinci. Aquí emplea una manera casi hiperrealista, sirviéndose de la fotografía proyectada sobre el lienzo para trabajar en directo. Así medita y escoge, centra su observación y descarta motivos. Un trabajo lento, de muchas horas. Pinta mientras medita y medita mientras pinta. Contrapone pintura y fotografía. Niega la foto cuando pinta, mientras la usa como soporte inicial. En la fotografía, como en la vida, hay muchas posibilidades y no todas pueden ser escogidas y desarrolladas. Y este pintor de oficio consumado se identifica con el grafiti insurgente o ilícito rebelde, y lo incorpora a la pared para contraponer el vuelo ancestral de la mano al trabajo lento del pincel académico. Lo mismo hace con el espacio en el cuadro. No hay por supuesto perspectiva alguna en estas paredes ni puede haberla. Pero hay un espacio cierto y sutil que te hace sentir la vibración anhelante de la hiedra trepadora o la torpeza y el carácter grotesco de la higuera. Fascinan las hojas caídas del avellano, tan desprotegido de cultivo amplio y moderno en este paraíso natural. Estamos también ante un pintor culto. Escribe bien, analiza su trabajo y cita a William Blake. Una pared roja lleva pintados con tiza los cuatro primeros números enteros, el tetraktys pitagórico cuya suma es 10, el número de la perfección y del triunfo. No parece casualidad. Donde hay gusto y perfección, el triunfo espera.

La Nueva España de Gijón 14 December 2010

La Vista Consciente es una exposición de pinturas al óleo muy coloridas y de gran tamaño. En estos cuadros hay un contraste agudo entre las formas sintéticas rectilíneas y las orgánicas. Anchas ringleras de colores primarios ceden paso a las tinieblas, colores rotos y destellos de detalles más concretos. Algunos de los cuadros representan muros, separados de repente por algún tubo de desagüe u otro rasgo arquitectónico. Los muros están pintados con colores vivos y luego en parte cubiertos por un remolino caligráfico de graffiti. En otros cuadros, la naturaleza domina: las ramas y las hojas llenan el campo de vista, y una ola rompe en una grada de cemento.



La pintura y la fotografía, el proceso creativo



Casi todos los cuadros han sido pintados durante los últimos tres años en mi estudio cerca de Pola de Siero. Nacieron como fotografías. La mayoría de estas fotografías fueron tomadas en Asturias - muchas en los alrededores de Pola de Siero, pero también algunas en Gijón, una en Luarca y una en Cudillero.



Tomo gran cantidad de fotografías, y voy seleccionando imágenes para convertirlas en cuadros. El proceso de seleccionar qué fotografías me gustaría convertir en cuadro es decisivo. Por supuesto, muchas imágenes se eliminan inmediatamente por ser demasiado obvias o poco interesantes. Por motivos a veces variables, o simplemente por un capricho, la selección se va acotando. Mientras contemplo las fotografías, voy buscando una comunicación; una combinación de colores, formas o diseños que me habla y que me diga: Píntame. Intento mantener la mente abierta sobre qué hay que incluir, pero en el transcurso del tiempo, durante el proceso de la elaboración de los cuadros desde las fotografías, algunos temas siempre surgen, acosándome, pidiendo clarificaciones, exploraciones o elaboraciones más profundas, y supongo que ahora voy buscando esos temas, mientras contemplo las imágenes, pensando en maneras de desarrollar sus variaciones.

Son paisajes inspirados en el ámbito asturiano donde habita, 15 pinturas al óleo, sobre lienzo, formato mediano-grande, del artista Jon Phillipson Brown, inglés residente en el concejo de Siero que protagoniza una itinerante por centros culturales de Cajastur, primero en Mieres y posteriormente, ya en otoño en Avilés y Gijón.

Jon Phillipson Brown se licenció en Bellas Artes en Liverpool, ciudad donde inicia su trayectoria profesional en 1991, seguida en un primer tramo en su tierra natal, y continuada en Asturias donde se siente integrado en un paisaje, junto a un paisanaje, que trata de reflejar a través de pinturas espontáneas, en las que los colores ponen no solo acento sino texto. Y así aparece en la muestra abierta en Mieres donde un tema recurrente, paredes, deja constancia de las marcas y señales del humano, de cerrar, también abrir, de acotar. Y lo consigue a base de un dibujo que estructura la cuestión y la materia cromática agregando el clima necesario.

El artista inicia su proceso fotografiando parcelas territoriales. Y ante estas imágenes busca y medita hasta seleccionar los temas que se convertirán en cuadros pintados. “Mientras contemplo las fotografías, dice, voy buscando una comunicación; una combinación de colores, formas o diseños que me hable y que me diga: píntame”. Y Jon Phillipson Brown inicia su trabajo. Así ha realizado la muestra “La vista consciente”, abierta en el Centro Cultural Cajastur Jerónimo Ibrán 10, de Mieres, hasta el 30 de septiembre.

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PresentaciónCajastur presenta la exposición del artista Jon Phillipson Brown. La muestra itinerará por los Centros y Salas Culturales Cajastur de Mieres, Avilés y Gijón.

SinopsisJon Phillipson es un artista inglés afincado en Asturias, en el concejo de Siero, desde hace unos años. Se declara "enamorado" de nuestra tierra, de nuestra naturaleza, también de nuestra gastronomía, en definitiva, del paisaje y del paisanaje asturiano.

Posee formación en Bellas Artes, licenciatura que obtuvo en Liverpool, ciudad donde comenzó su trayectoria artística como pintor en 1991. Desde entonces, y tras un importante paréntesis sin exponer, mostró su obra primero en su Inglaterra natal y ahora en Asturias.

Se trata de un artista capaz de pintar con estilos muy distintos, dependiendo de las necesidades o deseos del momento. Para esta itinerancia ha seleccionado un conjunto de 15 pinturas, óleos sobre lienzo, de formato mediano-grande que encierran una unidad temática: las paredes. También la naturaleza se muestra muy presente en sus obras. Para Jon las paredes y los cuadros guardan una íntima relación. Nos muestra en estas paredes el impulso que tenemos los seres humanos de hacer marcas, señales y manchas sobre estas superficies, para el artista se trata de un impulso irresistible que gusta de inmortalizar en sus pinturas.

La obra de este artista inglés está bien ejecutada, muestra un gran dominio del dibujo y del uso del color. La temática empleada resulta agradable y, en ocasiones, sorprendente. Estamos seguros de que el público visitante disfrutará de una grata exposición que Cajastur quiere ofrecer como muestra de su promoción de las artes plásticas.

ProgramaciónDesde el 01-09-10 hasta el 11-12-10

- Mieres. Centro Cultural Cajastur Jerónimo Ibrán 10
Del miércoles 1 al jueves 30 de septiembre
Lunes a sábado de 18 a 21 h.

- Avilés. Sala Cultural Cajastur Alfonso VII 2
Del viernes 22 de octubre al martes 9 de noviembre
Lunes a sábado de 18 a 21 h.

- Gijón. Centro Cultural Cajastur Muralla Romana
Del lunes 15 de noviembre al sábado 11 de diciembre
Lunes a sábado de 17 a 20 h.

Formación Artística

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Liverpool John Moores

Exposiciones

1991 Threshers Concurso de pintura, Galleria de Escuela de Arquitectura, Universidad de John Moores, Liverpool, Inglaterra – fondo adquisición
1991 “Young Contemporaries” Finalista en Concurso Nacional de Pintura, Whitworth Gallery, Manchester, Inglaterra
1992 Exposición Colectiva “Slow Learners” Pickled Shopkeepers Gallery, Liverpool, Inglaterra
1992 Exposición Colectiva “Northern Graduates” (Graduados del Norte) New Academy Gallery, London, Inglaterra
1994 Exposición Individual Art Index Gallery, Brighton, Inglaterra
1994 Exposición Individual “Shadows of Clouds” (Sombras de Nubes) St Julians Gallery, Sevenoaks, Inglaterra
2007 XIV Concurso de Pintura al Aire Libre, Sariego, Finalista
2008 XI Certamen de Pintura Iltmo. Ayto. de Villaviciosa Obra Seleccionada
2008 Exposición Individual “Viajes de Descubrimiento” Casa de Cultura, Pola de Siero

Exposición de Jon Phillipson Brown


HOJA INFORMATIVA


¿Por qué la exposición se titula “Viajes de Descubrimiento”?

La exposición se titula “Viajes de Descubrimiento” porque se hace eco de la experiencia de mi familia al venir a vivir a este país y porque yo creo que el acto de pintar también es un viaje de descubrimiento. Cuando se pinta se mira al mundo y se aprende algo: puede ser algo sobre lo que se mira o puede ser algo sobre uno mismo. Todo el buen arte tiene su base en la observación. Quiero decir observación en el más amplio sentido posible. Puede ser cómo la luz del día ilumina la forma de la musculatura del cuerpo humano; o puede ser la observación de las pautas que surgen en la estructura de nuestra sociedad; o puede ser sobre cómo se alza en pie una colina expuesta al viento y la intemperie y experimentar todo lo que se puede sentir en esta situación; ¡en realidad puede ser la observación de todo lo que se puede percibir en el silencio de la meditación! En cualquier caso la observación escrupulosa, rigurosa y clara es imprescindible en la producción del buen arte y para hacer llegar a éste hay que dejar lo que creemos saber y viajar hacia el mundo.


¿Por qué vive un artista ingles en Asturias?

Trabajaba en Londres para el famoso Royal Shakespeare Company, pero en 2002 la compañía decidió que no quería continuar administrando el teatro de Barbican donde fui sub-director técnico. Entonces perdí mi trabajo junto con todos mis compañeros del teatro, pero fue también la oportunidad de decidir lo que quería hacer con mi vida. Mí mujer y yo decidimos que lo que queríamos era vivir en otra parte del mundo durante un tiempo. Nos parecía que hay tantas cosas maravillosas e interesantes en el mundo que sería una pena de vivir toda la vida en un solo lugar. Este sentido de curiosidad por el mundo es lo que nos impulsó. Durante un tiempo pensamos en trasladarnos a Méjico, pero nos dimos cuenta que estaríamos demasiado lejos de nuestras familias, demasiado caro para viajar y ¡demasiado peligroso!

Sin embargo queríamos que nuestros hijos aprendieran una segunda lengua mientras tenían pocos años y el castellano fue la elección obvia. Por eso decidimos trasladarnos a España. Vinimos a Asturias de vacaciones y nos encantó. Asturias tiene un esplendor natural magnífico, no podíamos entender porque Asturias no es más conocida en Europa como lugar de belleza tan espectacular. También nos parece que tenemos una buena calidad de vida, acceso a buenos servicios, una buena gastronomía – la calidad de la comida fresca fue especialmente impresionante, y disponer de buenas comunicaciones – los vuelos de Easyjet a Inglaterra son muy prácticos y las autovías hacen viajes alrededor de Asturias muy fáciles. Estamos enamorados de Asturias.





¿Por qué pinto cuadros de las paredes?

Las paredes y los cuadros tienen una relación muy intima. Esta relación es una fuente rica de ideas para mí. La pared que tengo en la mente, es la pared que Leonardo Da Vinci describió cuando dijo que la superficie quebradiza de una pared antigua podría sugerir todas las imágenes que un artista necesita y es la pared sobre el escritorio, que me enfrenta y por delante de la cual mis pensamientos se montan y desmontan. Además es la pared del fondo de la cueva neolítica donde los primeros artistas trabajaron. Los humanos tenemos el impulso de hacer marcas, señales y manchas; un impulso de alcanzar, tocar y afectar las superficies que nos rodean y ¡es un impulso irresistible!





¿Por qué pinto en estilos distintos?

La idea de que cada artista debe tener su propio estilo único que ha de seguir, es un idea que pertenece al edad del modernismo, ahora que esta edad ha terminado estamos libres de este dogma. Si un cliente pide un cuadro grande y minimalista para su oficina, bueno, eso es lo que voy a hacer; si otro cliente quiere un retrato delicado de su bella hija, puedo hacer eso igualmente. Además me gusta ver el hecho de pintar desde perspectivas diferentes. Las horas de que dispongo para pintar están siempre limitadas, entonces tengo que aprovechar todo el tiempo que puedo. Así, puedo solamente pintar los paisajes con la luz del día, e igualmente los bodegones (he intentado pintarlos con la luz de velas, pero es muy difícil, ¡y peligroso también!) Pero a menudo hay horas cuando los niños se han acostado en que puedo pintar, entonces necesité desarrollar otro tipo de cuadro que pudiese hacer con luz artificial.

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Jonathan Frederick Phillipson Brown
Currículum Artístico


Formación Artística

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Liverpool John Moores

Exposiciones

1991 Threshers Concurso de pintura, Galleria de Escuela de Arquitectura, Universidad de John Moores, Liverpool, Inglaterra – fondo adquisición
1991 “Young Contemporaries” Finalista en Concurso Nacional de Pintura, Whitworth Gallery, Manchester, Inglaterra
1992 Exposición Colectiva “Slow Learners” Pickled Shopkeepers Gallery, Liverpool, Inglaterra
1992 Exposición Colectiva “Northern Graduates” (Graduados del Norte) New Academy Gallery, London, Inglaterra
1994 Exposición Individual Art Index Gallery, Brighton, Inglaterra
1994 Exposición Individual “Shadows of Clouds” (Sombras de Nubes) St Julians Gallery, Sevenoaks, Inglaterra
2007 XIV Concurso de Pintura al Aire Libre, Sariego, Finalista
2008 XI Certamen de Pintura Iltmo. Ayto. de Villaviciosa Obra Seleccionada
2008 Exposición Individual “Viajes de Descubrimiento” Casa de Cultura, Pola de Siero
2009 CERTAMEN NACIONAL DE ARTE DE LUARCA Finalista

Próximas Exposiciones:

CajAstur en Mieres, Avilés y Gijón en 2010
Galería Costa de Diego en Oviedo en 2012