Dario Ortiz Profile Picture

Dario Ortiz

Back to list Added Aug 27, 2008

EL CAMINO DE LA CONSAGRACION DE DARIO ORTIZ ROBLEDO

Desde niño comienza a pintar. Por esa manía irrefrenable, aquel muchacho que nace el 12 de septiembre de 1968. se convierte en el centro de sus condiscípulos, primero en el Liceo Val de Ibagué y luego en el Liceo Cervantes, de Bogotá. El precoz artista que ya hubiera querido hacerlo todo porque vive de manera rápida, organiza en su colegio el grupo de teatro, realiza montajes de obras invertidas por él y se dedica a la lectura con la misma irrefrenable pasión que observa en sus progenitores.

A los cinco anos, mientras se reponía de un sarampión y una severa bronconeumonía, su madre, para entretenerlo, le entrega bastante plastilina y el impúber terminará ofreciéndole muñecos perfectamente proporcionados. A los nueve gana el segundo puesto para el mundial de pintura infantil en Tokio en 1977 y a los once, cuando llega un amigo de su padre perteneciente al cuerpo diplomático de Cuba, pasa todo el tiempo hablando de su patria y hace una acuarela con un retrato del Ché Guevara que presenta en un concurso infantil en esa isla donde también se gana el premio.

En tercero de bachillerato tropieza con la mirada seria de unos mejicanos que viajaban por Latinoamérica buscando talentos especiales o con cociente intelectual muy alto. El examen que le practican lo conduce a la opción de no seguir estudiando en Colombia puesto que debe ir a un Instituto especializado ya sus resultados son impresionantes. Sus padres mostraron desacuerdo pero de la experiencia se concluye por sus calificadores que Dario tiene en una compresión matemática fuera de lo común y descubre, él mismo, que por ser bueno en matemáticas y física quiere estudiar astrofísica.

Las condiciones económicas de su familia no les permite un lujo de esa categoría y resuelve estudiar química pura para luego conseguir un postgrado en astrofísica. Se presenta a la Universidad Nacional pero en ese horario no le queda tiempo para pintar y él en una carrera donde no tenga tiempo para hacerlo se ve como un fracaso.


Efectivamente, a los tres meses se retira. Resuelve matricularse en el Externado de Colombia e ingresa a estudiar Derecho. Dura dos años estudiando y es designado monitor de derecho romano, pero también resuelve no seguir porque esas cosas le quitan tiempo precioso para su pintura. Sigue sólo pintando. Es de constancia impresionante, sabe lo que quiere y tiene unas metas fijas en su vida, sin que a su ambición escape él querer convertirse en figura mundial de la pintura. Es, aparte de eso, de un optimismo y de una confianza en sí mismo que juega con el ritmo de tina generosidad galopante a los extremos.

En la formación de Darío Ortíz Robledo influyó mucho el entorno familiar. El y su hermana, hoy médica cirujana con especialización en oftalmología, se levantaron en medio de libros y en un ambiente cultural y artístico. Nadie quiso obligarlos a dedicarse a ese tema, pero es el ambiente. Martha Cecilia, su madre, es no sólo una enorme lectora sitio que posee tina gran sensibilidad artística, lo mismo que su padre, el historiador, novelista y periodista Darío Ortíz Vidales.

Con él empezó el aprendizaje del óleo. Un cuadro de la carga del Pantano de Vargas que adorna una de las paredes del apartamento de su padre es pintado entre los dos y se encuentra firmado por ambos. Un día discuten cuál de los cuarenta jinetes había pintado cada uno y si acaso identificaban uno o dos. Lo cierto es que el conjunto no salió malo y surge la iniciativa de hacer un mural con este cuadro que empiezan a pintar en la pared del garaje. Sin embargo, el trabajo sobre ese motivo, cuyo bosquejo construyeron y alcanzaron a pintar jinete y medio, es suspendido de inmediato cuando baja la madre y les grita que "se están tirando el garaje".
Darío es pintor por encima de cualquier cosa. Todo el tiempo tiene que estar pintando con lo que tenga a mano. Aún cuando habla por teléfono pinta, sea en los pantalones, la mesa, el papel. En los restaurantes, es típico ver las servilletas dibujadas e incluso han sido varias las noches en que su esposa Marcela, fonoaudióloga y con quien vive en Florencia, Italia, se despierta y observa que él está con la mano al aire, dibujando dormido.

Es de los que intentan pintar lo que tienen dentro. Creía que su pintura tenía el peso del pasado pero al llegar a Europa comprueba que es todo lo contrario. Advierte que lo clásico era algo muy diferente, muy lejano a su pintura y en consecuencia ésta se vuelve absolutamente contemporánea de los artistas clásicos europeos.

Cree que todavía no ha hecho un verdadero trabajo que valga la pena. Un pintor siempre busca y Darío piensa que siempre pinta el mismo cuadro. Todos los días está tratando de hacer ese cuadro, ese gran cuadro, ese cuadro por el que vale la pena todos los años de sacrificio. "Si tu consideras que ese cuadro ya lo hiciste, dejas de pintar".

La primera vez que va a Europa, en 1989, es porque se ha ganado un premio en París - el segundo mundial artístico Artvite, patrocinado por la galería del mismo nombre. Luego empieza a viajar. En Milán, donde su abuelo había sido Cónsul, tras unos días en Suiza, se va directo a la estación del tren y parte para Florencia. Se encuentra con algo muy diferente a lo que conocía de Europa porque en aquel duro invierno pide conversar con jóvenes y observa que todo el mundo está en la calle, las heladerías permanecen abiertas a las once de la noche en una estación como esa, lo que le parece insólito y curioso. Empieza a caminar y a reconocer los monumentos, a ubicarse en la ciudad.

Desde niño tenía un mapa de Florencia que le había regalado su padre y de alguna manera lo había grabado en la cabeza. Entonces, a pesar de tener programado ir después a Roma, Nápoles, Pompeya, decide quedarse todo el tiempo en Florencia y considera que su viaje ya había concluido, a pensar que va había visto lo que tenía que ver. Mucho tiempo antes se había prometido que al irse fuera de Colombia, el primer sitio adonde tenía que ir era a Florencia y así lo hizo. Ahora lleva más de un año en aquel templo del arte europeo.

Acaba de obtener un nuevo premio internacional y luego de varias exposiciones individuales, con obra expuesta en galerías de los Estados Unidos, Francia y, algunos premio y distinciones en diversos salones nacionales, se perfila como el joven talento tolimense con mayores proyecciones.

Sabe deslumbrar a su público por su extraordinario dominio técnico con sus obras llenas de fuerza y desafío intelectual. Las combinaciones de composición figurativas y narrativas, su inspiración en las tradiciones del pasado y el enfoque profundo de obras con tenía bíblico, asume en su enfoque y resultado dimensiones modernas. Figuras identificables del drama religioso reflejan identidades contemporáneas con sus trajes y otros objetos del presente. Un frenesí de alegría en sus escenas y la realidad conveniente que demuestra en sus santos y apóstoles, por ejemplo, son la ensoñación de un poder místico que nos muestra lo asombroso de su arte y la dimensión inequívoca de su talento.

En 1989 participó en el XXI Salón Internacional de Agosto que organizara la fundación Álzate Avendaño y el Museo de arte Proarte en Bogotá. En ese evento participó en dos categorías, en pintura y en dibujo y se ganó los dos premios, en un certamen en que había artistas franceses, brasileros, ecuatorianos, peruanos y obviamente colombianos.

Después vendrían unas selecciones a concursos nacionales partiendo de concursos en el salón 1988 de arte joven del Tolima, donde fue seleccionado entre 300 para una exposición de quince. También se encuentra su presencia en los salones de arte joven del Planetario de Bogotá en los años 90-91, así como antes había sido seleccionado para un internacional sobre el bicentenario de la revolución francesa en 1989.

Igualmente, en el mundial artístico Art Vital alcanzó el primer premio, y en 1992 obtiene un segundo detrás de Ana María Devis para un regional. Por último en 1996 alcanza el XI premio Italia para las artes visuales donde no hay primero ni segundo sino una serie de premios que los adjudican diferentes jurados.

El aprendizaje de la pintura es algo que se le pierde en la noche de los tiempos pero no hay que ir muy lejos para ver a su padre sacar un dibujo que hiciera en una previa en kinder donde perdió el examen a costa de realizar un dibujo excelente.

Este pintor Figurativo al que los personajes que más lo han influido en su vida son en su orden Jesucristo, el Ché Guevara (y aquí menciona a su papá) Leopoldo Da Vinci y Helbert Marcuse, considera a Juan Cárdenas, Luis Caballero y Fernando Botero como lo más importantes pintores de este siglo en Colombia y a Jorge Elías Triana en el Tolima. Aspira a ganarse el premio a la inmortalidad y va tranquilo por la vida porque goza de un pasado limpio, una familia limpia, una relación amorosa limpia y así, en medio de esa paz, está listo para dedicarse tranquilamente a crear. Es como si fuera el dueño de una atmósfera que le permite hacer la luz sin que aparezca la apestosa turbulencia

ArtMajeur

Receive our newsletter for art lovers and collectors