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Carlos David

Back to list Added Jul 1, 2007

Pintura Negra pero con Colores

La vida del pintor Carlos David oscila entre Londres y Caracas. Muy joven se fue a Inglaterra, y allá se asomó al mundo del arte. No se separó más ni del arte ni de Londres, y nadie que haya vivido o simplemente explorado la ciudad como residente o transeúnte podría quitarle la razón: Londres es un lugar excepcional para pintar, para desafiar a la imaginación, y, asimismo, para confrontar lo que se crea en un ambiente de enorme variedad. Eso, (entiendo) es lo que ha subyugado a Carlos David, lo que lo ata a los espejos fantasmales del Támesis, porque de fantasmas están poblado el río y la ciudad.
Como pintor, Carlos David tiene un estilo personal, y explora con persistencia las posibilidades de un arte que no se deleita en las concesiones, que incita al espectador y lo invita al mundo del absurdo, con un sentido de humor que oscurece al propio humor negro. El joven pintor quizás piensa que el arte no es para complacer, sino para incitar; el arte como rebelión, y como striptease de la mente humana: en el cabaret, la bailarina se desnuda lentamente al son de la música, en los lienzos o en los cartones de Carlos David es la razón la que desnuda sus monstruos.
Repasemos algunos de sus cuadros: aunque tengan colores, son todos pintura negra.
En uno, la vieja camisa cuelga de ninguna parte: es la camisa de un ahorcado. En otro, tres penitentes muerden una barra (presumiblemente de hierro), para comprobar que no tienen ninguna tentación de arrepentimiento. En un tercero, una figura grotesca se repite como un castigo. Las obras de Carlos David, en síntesis, están signadas por un común denominador: la estética del arte está en la desnudez.
Si Carlos David pinta un corazón es para que sangre: el pincel es más bisturí que pincel. Todos sus colores son uno.


Simón Alberto Consalvi / 2000

ArtMajeur

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