FLAMMA FURORIS (2024) Arte digital por Francisco Tabakman (Frankly Tired)

La obra en cuestión es una exploración profunda y provocativa de la adicción a la ira, un tema que se ha convertido en un punto focal importante en la comprensión de los trastornos emocionales y la salud mental. La representación visual de una mujer sin cabeza, con su lugar ocupado por una llama rodeada por cilindros de ojos, es un poderoso simbolismo de la naturaleza incontrolada y abrasadora de la ira. La elección de una figura femenina para representar este concepto no es accidental; la ira femenina, a menudo reprimida o estigmatizada en la sociedad, se destaca aquí en su forma más cruda y poderosa.

La postura de la mujer, con las manos extendidas hacia el espectador, sugiere un conflicto interno entre la necesidad de expresar la ira y la lucha por mantener la compostura. A pesar de la aparente calma exterior, se percibe una tensión palpable en su gesto, como si estuviera al borde de perder el control en cualquier momento. Esta tensión se refleja en la rigidez de su pose, que transmite la sensación de contención y represión de emociones poderosas y abrumadoras.

El símbolo arcano en su ombligo añade otra capa de complejidad a la obra. La presencia de este símbolo, junto con la proyección de una flecha ascendente desde su abdomen, sugiere una conexión entre la ira y la búsqueda de algo más elevado o trascendental. Esta flecha apunta hacia arriba, desviando nuestra atención del cuerpo de la mujer hacia un plano más abstracto o espiritual. Podría interpretarse como un intento de la mujer por canalizar su ira hacia un propósito más elevado o como un símbolo de la transformación interna que busca.

Desde una perspectiva psicológica, la adicción a la ira se puede entender como un patrón de comportamiento compulsivo en el que una persona se siente impulsada a expresar ira de manera repetitiva y destructiva, a menudo sin control consciente sobre sus acciones. Esta adicción puede estar arraigada en experiencias traumáticas pasadas, trastornos emocionales subyacentes o dificultades para manejar el estrés y la frustración en la vida cotidiana.

En el contexto del DSM-V, la adicción a la ira podría clasificarse dentro de los trastornos del control de los impulsos, caracterizados por la dificultad para resistir impulsos, deseos o tentaciones de realizar actos que podrían ser perjudiciales para uno mismo o para los demás. La falta de una cabeza en la representación de la mujer podría interpretarse como una pérdida de control sobre la razón y el juicio, lo que lleva a una expresión descontrolada de la ira sin considerar las consecuencias.

La presencia de los cilindros de ojos que rodean la llama sugiere una sensación de vigilancia constante o escrutinio, como si la mujer estuviera siendo observada o juzgada en todo momento. Esto podría reflejar la sensación de paranoia o ansiedad que a menudo acompaña a la adicción a la ira, donde la persona siente que está siendo constantemente evaluada o amenazada por su entorno.

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