Villada vive y trabaja en Colombia, donde se consolida como un artista excepcional en el campo del dibujo abstracto. Rechazando la pseudomodernización y el alineamiento con grupos de poder, adopta una postura irreverente y crítica frente a la dependencia cultural y social.
Villada utiliza principalmente la técnica del mezzotinto, un proceso complejo también llamado mezzotinto. Este proceso consiste en partir de un fondo negro homogéneo para, de forma sutractiva, revelar zonas de luz y obtener medios tonos. Esta técnica requiere un dominio perfecto del dibujo y del claroscuro, comparable al de los escultores de mármol que eliminan fragmentos de material para resaltar la forma deseada.
La iconografía de Villada explora selvas densas e imponentes, donde un simple detalle como una hoja en el borde del marco contrasta con la inmensidad circundante. Yuxtapone así lo diminuto y lo excesivo, lo efímero y lo eterno, celebrando la belleza de paisajes alejados de las grandes ciudades contaminadas y tóxicas. Esta obra también invita a reflexionar sobre las oscuras realidades de los bosques colombianos, donde grupos clandestinos y cautivos soportan prolongados períodos de supervivencia, escondidos entre el exuberante follaje.
Al mismo tiempo, Villada presenta imágenes escindidas en colores profundos, naturalezas muertas metafóricas y lágrimas sinuosas que sugieren una transformación continua de sus emociones más íntimas. Su obra revela las manifestaciones secretas y sutiles de la vegetación y la flora, con formas eróticas y voluptuosas. Con un enfoque casi cubista, observa objetos desde diferentes perspectivas, transformando objetos cotidianos como aerosoles en sensuales frutas orgánicas.
Como uno de los pocos artistas colombianos especializados en esta práctica, Villada demuestra un virtuosismo elocuente en el dibujo, la perspectiva, el cromatismo y el detalle. Sus obras trascienden las coordenadas del tiempo y el espacio, transportando al espectador a lugares ilimitados. A través de su capacidad para comunicar la especificidad regional mientras construye una estructura global, Villada encarna perfectamente las características de nuestro siglo e invita a una comprensión y transformación social lúcidas y voluntarias.