Maria Clara Rossi

EL RETRATO DEL OTRO, COMO AUTORRETRATO

Rossi pinta retratos a gran escala. Rostros firmemente plantados en el centro de grandes lienzos. Los fondos quedan como espacios negativos entre el contorno de la figura y el borde de la obra. Profusamente "enjoyados", los fondos vibran y centellean cuando el espectador se mueve frente a ellos.
Rossi nos da poca información sobre quién es el sujeto que miramos. La aparición del cuello de un suéter o de unas caravanas podrían ser indicios de vidas y experiencias. Pero parecería que no es la intención de Rossi explorar y exponer quiénes son sus sujetos. Nos preguntamos entonces : ¿cuál es el propósito de estos retratos?
Rossi parte de una fotografía que ella misma toma. Es el primer paso en el proceso de separar al sujeto de su entorno y colocarlo en un nuevo espacio creado por la artista. Sigue una estrategia similar a la de los íconos que muestran a los personajes sacros en un campo de oro que es la expresión del más allá, del lugar mítico donde viven los dioses, el paraíso. Pienso que ella los coloca en el lugar de su imaginario desde donde los puede trabajar y escudriñar.
No todos podemos ser sujetos para Rossi. Ella habla de una empatía que ocurre entre ella y la persona retratada. En ésta dice reconocer partes de sí misma. Eso es lo que la lleva a intentar el retrato. Aclara: el parecido o similitud del retrato con la persona no es el objetivo final de la obra sino uno de sus resultados secundarios.
Volvemos a preguntarnos: ¿cuál es el propósito de estos retratos?
La fotografía del otro se transforma, en la obra de Rossi, en el espejo de Lacan. Ella examina la foto con la lupa para recomponer finalmente en el lienzo el retrato del sujeto; un sujeto compuesto por fragmentos de sí misma. A través de ese Otro ella se piensa: trata de componer, en su imaginario, la "totalidad" que la foto-espejo le ofrece.
Rossi busca intuitivamente pintar su autorretrato desde la imagen del sujeto-otro. Pero Lacan nos aclara que los significantes recibidos desde el Otro jamás llegan a satisfacer al receptor. El Otro da significantes, pero pocos significados. Rossi se siente entonces obligada a repetir la estrategia en busca de su propia totalidad, y ese es el motor que alimenta su quehacer artístico.
Nosotros, acompañando a María Clara Rossi en su búsqueda, tendremos el placer de seguir disfrutando de estos retratos a lo largo de su trayectoria.

Alberto Lastreto