Garcia Orihuela nace en Valencia (España). Sus primeros acercamientos con el mundo del Arte se dan a la edad de ocho años.
A los dieciseis años ingresa en la escuela de Artes y Oficios de Valencia. Los dos primeros años de formación artística los cursa en el emblemático barrio del Carmen.
Durante los quince meses del servicio militar obligatorio (1979), realizado entre Cerro Muriano (Córdoba) en el Centro de Instrucción de Reclutas, y el posterior acuartelamiento en la Linea de la Concepción (Cadiz), Orihuela realiza un mural para el cuartel General Ballesteros basado en el himno de infantería, realizará el diseño de un monolito a Los Caídos e iniciará un segundo mural que no llegará a ver terminado por su licenciatura, coincidiendo con el golpe de Estado del 23 de Febrero de 1981.
"Los almuerzos en el cuartel me salían gratis. Los pagaba con el importe que les cobraba a los Reclutas por dibujar retratos de sus novias en sanguina. Era abrir mi taquilla y allí tenía casi siempre seis o siete fotos de sus novias".
Las diferentes facetas y etapas que puede llegar a atravesar el ser humano no ha de tener por necesidad en el mundo del Arte un rostro concreto, humano o no, que muestre al espectador la alegría, el sufrimiento o cualquier otro estado anímico correspondiente a un ser vivo. Luces y sombras pueden ser suficiente en esta labor artística.
Como artista contemporáneo, Garcia Orihuela ha buscado y busco, llegar a ese mismo compromiso expresivo sin la necesidad de tener que pasar por la obligación de crear sobre el lienzo un personaje, sea éste real, mitológico o inventado.
Desde sus inocentes puede retratar y, así lo hace, a la sociedad, a los individuos, sus acciones y sentimientos sin importarle el sexo o la edad. Siempre mediante un código visual reconocido por el espectador de cualquier parte del mundo.
Las ideas y conceptos se fusionan en armonía en una catarsis purificadora y liberadora de emociones.
Múltiples capas de formas y colores conviven y transmiten nuevas sensaciones en armonía. Es un juego al que todo espectador queda invitado a participar desde el primer encuentro con sus obras.
Mi arte, dice Orihuela, es un ser gestante en continuo crecimiento que lucha por eclosionar en cada obra como un elemento único e irrepetible que se muestra en concordancia con un mundo pleno de sombras, silencios y soledades del ser humano.
Tal y como hago en mis poemas con las palabras, a la hora de enfrentar una obra pictórica, elijo las técnicas artísticas y los colores más adecuados para cada motivo plástico que realizó. Si bien, es cierto, que en mis obras me dejo llevar por el instinto primigenio del momento, del instante presente, así como de una particular percepción del mundo que me rodea ajeno a lo puramente académico.
.