Art & Impact | Artivismo: Cuando el arte se convierte en un arma para salvar el planeta

Art & Impact | Artivismo: Cuando el arte se convierte en un arma para salvar el planeta

Olimpia Gaia Martinelli | 10 jun 2025 7 minutos de lectura 1 comentario
 

En una época marcada por crisis ecológicas cada vez más frecuentes y devastadoras, emerge un nuevo lenguaje que une estética y activismo: el artivismo , una fusión de «arte» y «activismo». No se trata solo de crear obras de arte comprometidas, sino de usar la creatividad como fuerza transformadora: un medio para denunciar, proponer soluciones y movilizar la conciencia.

Puntos clave

  • Arte + Activismo = Artivismo: Una poderosa fusión de expresión creativa y defensa ecológica, donde el arte se convierte en una herramienta para la concienciación, la acción y el cambio.

  • Más que datos, es emoción: Los informes científicos informan, pero el arte conmueve. A través del lenguaje visual, el artivismo tiende un puente entre las estadísticas y la realidad vivida.

  • De la protesta a la poesía: las obras artivistas varían de lo confrontativo a lo simbólico (desde el campo de trigo urbano de Denes hasta los glaciares derretidos de Eliasson), y todas exigen un cambio de perspectiva.

  • El arte como testigo y advertencia: artistas como Daniel Beltrá documentan la destrucción ambiental con una belleza inquietante, instando a los espectadores a afrontar el coste del colapso ecológico.

  • Un llamado a la conciencia: El artivismo no solo concientiza, sino que moviliza. Invita a los espectadores a sentir, reflexionar y actuar.

En una época marcada por crisis ecológicas cada vez más frecuentes y devastadoras, emerge un nuevo lenguaje que une estética y activismo: el artivismo , una fusión de «arte» y «activismo». No se trata solo de crear obras de arte comprometidas, sino de usar la creatividad como fuerza transformadora: un medio para denunciar, proponer soluciones y movilizar la conciencia colectiva. Es arte que actúa, que se posiciona, que entra —metafóricamente y a veces físicamente— en la esfera pública para defender la Tierra.

El cambio climático ya no es solo un problema científico o político: se ha convertido en un asunto profundamente cultural. Los datos pueden informar, pero a menudo no conmueven. El arte, con su lenguaje emocional y universal, tiene el poder de crear conexiones íntimas y duraderas. Una fotografía, una escultura o una performance pueden hacernos sentir la crisis, palparla, interiorizarla, mucho más allá de las frías cifras de un gráfico.

Pero ¿cómo se traduce esto en la práctica? ¿De qué maneras puede el arte realmente impulsar los esfuerzos para combatir el cambio climático?

Cambio climático (2022) — Pintura de Van Lanigh

A continuación se presentan tres ejemplos de artistas contemporáneos que, a través de enfoques muy diferentes, han transformado su práctica creativa en un compromiso concreto con el medio ambiente.

Hay algo hipnótico e inquietante en la fotografía aérea de Daniel Beltrá. Sus imágenes, captadas desde un punto estratégico al que pocos pueden acceder, nos muestran una Tierra herida: las selvas tropicales devastadas de Indonesia, las mareas negras del Golfo de México, el deshielo del Ártico. Paisajes abstractos de belleza perturbadora que, tras sus coloridos matices, ocultan las huellas de nuestra responsabilidad. Su famosa serie Spill , dedicada al derrame de petróleo de Deepwater Horizon, es a la vez una denuncia visual y una reflexión poética. Beltrá no grita; nos impulsa a mirar y a preguntarnos: ¿qué estamos perdiendo realmente?

Desde esta vista aérea, nos adentramos en el gesto radical y simbólico de Agnes Denes, pionera del arte ecológico y conceptual. En 1982, en el corazón financiero de Nueva York, cultivó un campo de trigo: Wheatfield – A Confrontation . Entre los rascacielos de Wall Street, donde el dinero manda, la vida brotó silenciosamente. Ese humilde campo, en un lugar impensable, se convirtió en una poderosa crítica al capitalismo extractivo y una invitación a repensar nuestra relación con la alimentación, la tierra y el equilibrio natural. Denes combina ciencia, filosofía y arte para desafiar los paradigmas dominantes y proponer un nuevo modelo de coexistencia entre los seres humanos y la naturaleza.

Mientras Beltrá fotografía la herida y Denes siembra utopías, Olafur Eliasson nos sumerge en experiencias sensoriales que hacen tangible el cambio climático. Con Ice Watch , el artista islandés colocó bloques de hielo, provenientes de Groenlandia, en plazas públicas europeas, donde se derritieron lentamente ante la mirada de los transeúntes. Un gesto tan simple como poderoso: aquí, el arte no solo representa el paso del tiempo, sino que lo deja literalmente fundirse entre nuestros dedos.

Pero ¿qué opinan los artistas de ArtMajeur sobre todo esto? Aquí hay tres ejemplos que demuestran que no se quedan de brazos cruzados: armados con pinceles, ellos también responden al llamado de la emergencia climática.

Cambios climáticos (2023) Pintura de Andrea Vandoni

Cambio climático (2023) Pintura de René Wissink

1. Cambio climático (2022) de Van Lanigh

En su estilo característico de “metarealismo” emocional, Van Lanigh retrata una figura femenina relajada flotando en una piscina, aparentemente inconsciente del fondo turbulento que la rodea: olas coloridas, texturas disonantes y una tensión visual que evoca el aumento de las temperaturas, la inestabilidad climática y el caos de una naturaleza fuera de control.

La obra se mueve entre la contradicción y la provocación: el placer personal en el contexto de un desastre global. Es una alegoría de nuestra sociedad que continúa "flotando" en la comodidad mientras el clima se precipita al caos. El contraste entre la euforia cromática y la inquietud subyacente invita a reflexionar sobre la desconexión emocional entre la vida cotidiana y las consecuencias ambientales de nuestras acciones.

2. Cambios climáticos (2023) de Andrea Vandoni

Con un estilo figurativo que roza la imaginería metafísica, Andrea Vandoni pinta una fábrica y un silo reflejados en aguas tranquilas bajo un cielo plomizo. La atmósfera es densa, casi tóxica, y la aparente calma del paisaje industrial evoca una amenaza silenciosa: contaminación, producción ilimitada e inercia.

La rigurosa composición y la paleta de colores surrealista, dominada por rojos vibrantes y negros profundos, refuerzan la idea de un equilibrio precario. Aquí, la belleza no consuela: enmarca el abismo. Es un grito sordo que, mediante la sobriedad formal, revela el absurdo de un mundo que sigue fabricando destrucción dentro de su propio marco estético.

3. Cambio climático (2023) de René Wissink

En una pintura inspirada en los canales de Utrecht, René Wissink transforma un paisaje urbano familiar en una visión vibrante y casi apocalíptica. Los colores intensos, el cielo dramáticamente recortado por los rayos de luz y el agua roja del canal transmiten una sensación de belleza distorsionada: un mundo que ha superado su punto crítico.

Las bicicletas en primer plano, símbolos de sostenibilidad y vida urbana apacible, contrastan con el inquietante fondo. Es como si el artista nos dijera que incluso lo que hoy parece "verde" y virtuoso puede perder su significado si ignoramos la urgencia de actuar. El paisaje aún no está destruido, pero ya ha cambiado para siempre.

Tres estilos, tres visiones, tres interpretaciones de una única realidad: la de un planeta bajo presión.
Las obras de Van Lanigh, Vandoni y Wissink van más allá de la representación: denuncian, involucran y transforman al espectador en parte activa del mensaje. En una época donde la inacción tiene consecuencias irreversibles, el arte nos recuerda que incluso la simple observación , si se hace conscientemente, ya es un primer paso hacia el cambio.


Preguntas frecuentes

1. ¿Qué es el “artivismo”?
El artivismo es la combinación de arte y activismo, donde las prácticas creativas sirven como herramientas para la defensa social o ambiental, a menudo con un fuerte impacto emocional y simbólico.

2. ¿Por qué el arte es eficaz para abordar la crisis climática?
Porque el arte llega a las personas a nivel emocional. Trasciende las barreras del lenguaje y la ideología, ofreciendo experiencias visuales viscerales que los hechos por sí solos a menudo no pueden ofrecer.

3. ¿En qué se diferencia el artivismo de los mensajes ambientales tradicionales?
Mientras que los mensajes tradicionales se basan en datos y lógica, el artivismo utiliza la metáfora, la emoción y el poder estético para provocar la reflexión e inspirar la acción.

4. ¿Pueden los artistas individuales realmente marcar la diferencia?
Absolutamente. Artistas como Agnes Denes, Olafur Eliasson y figuras contemporáneas como Van Lanigh demuestran que una visión creativa puede influir en el discurso público, el espacio urbano y la conciencia ambiental.

5. ¿No está la belleza en el arte en desacuerdo con la urgencia del desastre climático?
En absoluto. La belleza puede ser una herramienta de contraste o ironía —como en los paisajes surrealistas de Vandoni— o una forma de atraer la atención antes de revelar verdades más profundas e inquietantes.

6. ¿Dónde puedo ver más arte centrado en el clima?
Puedes explorar plataformas como ArtMajeur o visitar exposiciones dedicadas al arte ecológico. Muchos museos y bienales contemporáneos presentan ahora instalaciones y performances relacionadas con el clima.

7. ¿Qué puedo hacer como espectador?

Participa con reflexión. Comparte lo que te conmueve. Apoya a artistas con conciencia ecológica. Deja que el arte te impulse a tomar decisiones informadas y a la acción colectiva, porque incluso mirar, cuando se hace con intención, se convierte en un gesto político.

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