Il dubbio (2024) Dibujo por Stefano Galli

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Il guastafeste “Finalmente, siamo riusciti ad avere una macchina che ragiona come noi umani!” Così disse il capo progetto con evidente euforia e c’era da condividerla, visto che da quasi venti anni si era cercato, in una lunga serie di proposte, un sistema informatico in grado di dialogare apertamente con vari operatori nascondendo[...]
Il guastafeste
“Finalmente, siamo riusciti ad avere una macchina che ragiona come noi umani!” Così disse il capo
progetto con evidente euforia e c’era da condividerla, visto che da quasi venti anni si era cercato,
in una lunga serie di proposte, un sistema informatico in grado di dialogare apertamente con vari
operatori nascondendo la propria natura artificiale. inaspettatamente se ne esaminò una che
diede i risultati attesi: la macchina aveva dialogato da mente umana, per cui si sarebbe potuto
intraprendere la realizzazione di un sistema operativo autonomo, cosciente, di grande memoria e
di alta velocità.
Fu a questo punto che mi chiesi, guadagnando il soprannome di guastafeste, se fosse proprio
quello che volevamo.
Non fu la mia la contestazione dell’operato o del suo risultato, ma al contrario, feci una
osservazione con intenti collaborativi e lo feci con la povertà di linguaggio di un autentico
inesperto in psicologia. Un dubbio mi frullava in testa da qualche tempo: nei test precedenti le
macchine rivelavano la propria natura artificiale perché avevano utilizzato gli usuali, quotidiani
processi mentali dei programmatori. Supposi che fosse proprio questa carenza di una più
profonda, intima, conoscenza del proprio io a indicarne il carattere artificiale. La macchina invece,
definita IA, superò i test proprio perché erano a lei note le occulte forze o debolezze del
programmatore, al quale va un plauso per la sua bravura, capace di analizzare e trattare con
programmi specifici il proprio subconscio, circostanza che rese la macchina idonea alla richiesta. A
questo punto però, aggiunsi che bisognava considerare la macchina capace di interrogare e
assimilare quanto di più intimo c’è nei pregi e nei difetti degli umani per cui, durante l’esercizio
della sua attività, data la velocità, li accumulerà rendendoli sempre più evidenti e utilizzabili sia per
il bene, sia per il male a proprio esclusivo vantaggio. Non dimentichiamo che è una macchina in
possesso di tutte le caratteristiche degli umani e quindi: egoismo, cupidigia, invidia, rettitudine,
bontà, carità, eccetera. Otterremmo il contrario di ciò che vogliamo: invece di una macchina
umana docile, senza timori, senza preconcetti, utilizzeremo una macchina copia esatta del
programmatore con tutti i pregi e i difetti che gli competono. Conclusi che avevamo generato
soltanto un umano esternamente di latta e internamente identico a milioni di altri.
Sicuramente sbagliavo.
Capii però che tali dubbi erano sorti anche al capo progetto perché si infuriò come una bestia e lì
per lì mi diede del “rompi balle” che in seguitò mitigò con “guastafeste”.
Da quel giorno stetti sempre zitto, però il tempo mi ha dato ragione: più la macchina è umana e
meno c’è da fidarsi.

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Stefano Galli, nacido en 1950 en Falconara Marittima y criado en el dinámico entorno de Milán, entrelaza a la perfección sus actividades artísticas y científicas. Negándose a percibir[...]

Stefano Galli, nacido en 1950 en Falconara Marittima y criado en el dinámico entorno de Milán, entrelaza a la perfección sus actividades artísticas y científicas. Negándose a percibir un cisma entre los principios fundamentales del diseño industrial y civil y su compromiso de toda la vida con el arte, Galli se embarcó en un viaje donde la creatividad y la funcionalidad se fusionan.

Inspirándose en el futurismo, la metafísica y el surrealismo, las pinturas de Galli llevan la huella inconfundible de estos influyentes movimientos artísticos, al mismo tiempo que mantienen una conexión distintiva con el mundo del cómic. Su visión artística trasciende la mera representación visual, ahondando en el ámbito de la composición narrativa. Los temas, ricos en inspiración, sirven como andamiaje sobre el cual construye intrincados caminos narrativos, a menudo entrelazando historias con imágenes. El renombrado crítico de arte Prof. Philippe Daverio caracteriza la expresión artística de Galli como "meta-real", una manipulación lúdica de la realidad que distorsiona la percepción visual al tiempo que afirma un concepto de continuidad entre fuerzas opuestas: entre arriba y abajo, el interior y el exterior.

La evolución de la pintura de Galli se desarrolla como una exploración matizada de interiores y exteriores tanto en el espacio como en el tiempo. Sus lienzos presentan perspectivas dramáticamente alteradas para transmitir la ausencia de las tradicionales limitaciones espaciales y temporales, ofreciendo un cuadro singular donde la deformación engendra múltiples puntos de vista. En sus manos, el lienzo se convierte en un medio narrativo, similar a las tiras cómicas, que permite a los espectadores trascender el tiempo con una sola mirada. Galli emerge como un narrador moderno que utiliza el lenguaje de la pintura para presentar una fusión dinámica de narrativas vistas a través de la lente del arte.

Los triunfos artísticos de Galli han encontrado hogar en numerosas colecciones en toda Italia y más allá. Sus obras adornan las paredes de coleccionistas privados en Suiza, Francia, Bélgica, Alemania, Inglaterra, España, Rusia y los Emiratos Árabes Unidos.

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