Nace en un pequeño pueblo de la Sierra Norte zapoteca, Teococuilco de Marcos Pérez, en 1964. Con tan solo nueve años migra con su familia a la ciudad de Oaxaca en busca de mejores oportunidades para su educación, y allí se forma en artes plásticas.
Estudia en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y el Taller Rufino Tamayo, donde profundizará su formación en artes gráficas y su potencial. En 1963 se traslada a México para continuar sus estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas.
Realiza su primera exposición individual en 1985 en la galería Sol y Luna, con el éxito que supuso la adquisición de tres de sus obras por la Fundación Rockefeller. En 1989 recibe una beca para un programa de intercambio que le permite viajar a Estados Unidos, oportunidad que aprovechó para viajar y establecer contactos en las grandes ciudades de Norte América.
Las obras de Alejandro Santiago indagan sobre el vínculo entre el aspecto físico de la conciencia, con aquello que nos une como seres humanos; explorando la condición ética del arte y las preguntas elementales sobre los materiales y la naturaleza humana. Alejandro Santiago reflexiona sobre la vida, la muerte, el ser y el renacer a través de varios medios como bronce, cerámica, gráfica, lápices de acuarela, óleo, entre otros. Su más importante obra es la instalación 2501 Migrantes, presentada en México y California. Alejandro Santiago es uno de los artista contemporáneos mexicanos con mayor proyección internacional gracias a su trazo auténtico y libre; la mezcla de texturas con una paleta cromática que puede variar desde los ocres areniscos hasta los tonos cálidos del mediodía; su gráfica donde los caballos, las mujeres y la cotidianidad son los temas de sus ojos; sus esculturas donde se gestan pasiones, emociones, sentimientos como espejos tridimensionales.