Maria Cristina Romero Duarte

Poesia a la obra ........Inconsciente humanidad
Es tu cuerpo flotante quien me inunda los sentidos, salvándome en tu guardia, en la penumbra de tu ser.
Me has herido el pecho con un torneado color gris. Con tu espada de niño inocente. Con tus fijos ojos desolados.
Cayeron tantos trozos, trozos de amarillos sueños y bendito tu cabello rojo que aún me tiene en tu existir.
Tu inocencia me deslumbra. Con tantos caos a tu alrededor me sigues sosteniendo; entre verdes, amarillos y azules desaparecidos; entre armas no esperadas y una metralla contagiosa. Fui tu guerra, tu civil guerra y has perdido la pelea.
Con un elefante a gritos te hundes en el caos, ya nada te sostiene. El amor se te perdió y esas blancas lágrimas serán la marca más próxima al horror.
Pero aún, aún aquí estoy yo. Cuidándote el espíritu en el torbellino más alto de tu bello recuadro.
Tu no tienes mariposas, ni vacas, ni jirafas; eres un millón de sueños, de dolorosos sueños entre está desdichada humanidad. Eres la violencia que nos hunde en la maldad.
Tu eres esa victima tan próxima a la muerte, que juega a ser soldado entre ramas de la realidad.
Eres ese niño que nunca deseamos ver. Esa dolorosa situación que nos quema la piel. Esa triste enfermedad que nos agobia la existencia.
Pero aún, aún aquí estoy yo curándote la herida roja que te pinta los zapatos. Aún aquí estoy yo en esa concha verde deteniéndote las balas. Estoy para despojarte de esa espada.
Tu inocente ser, sálvanos la dicha. Has dicho tantas cosas con tu imagen de mil colores, que debes despojarte de esas armas y convertir la sangre en cielo.
Tu inocente ser, sálvanos con tu invisible silencio hablándonos con tus ojos transparentes de esa cruel enfermedad que nos llevará a la muerte. Sálvanos la vida, sálvanos la paz, que aún, aún aquí estoy yo cuidándote el amarillo pecho y suplantándote la guardia.

Laura Bustamante