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A mediados de los años 40 del siglo pasado, en Barcelona, donde yo nací, la vida era social, económica y políticamente muy difícil. Tuve la suerte de que mis padres eran personas con una gran formación humana e intereses culturales en distintos ámbitos. MI padre era un gran lector. Fue pintor, diseñador y cartelista. Los domingos por la mañana me llevaba a visitar museos. En muchas ocasiones se paraba delante de un cuadro y yo le preguntaba por qué estábamos tanto rato mirando ese cuadro, y él me respondía “que era bueno”, que me fijara muy bien en lo que veía y que así aprendería a reconocer una buena pintura. Entonces no lo entendía, pero ahora sé lo que me decía.
Mi madre era una mujer adelantada a su época. Fue educada con gran sobriedad y exigencia en la elaboración de su personalidad y cultura. Estudió francés, inglés, alemán y administración de empresas, y esta formación le permitió obtener un puesto de secretaria de dirección en la Sucursal de la Metro Goldwyn Mayer, en Barcelona. La lectura y la música eran sus principales intereses e íbamos regularmente al Teatro del Liceo a disfrutar de óperas, conciertos y ballets. La formación e intereses de mis padres influyeron notablemente en mi formación.
Cuando terminé el Bachillerato Superior y tenía que ingresar en la Universidad viví unos momentos muy difíciles porque no me veía trabajando como abogado, que es lo que me proponía mi madre. Mis padres me habían enseñado que el trabajo que ha de procurarte la vida debe hacerse con ganas e ilusión. Y esa máxima, “hacer las cosas con ganas”, porque las amas y disfrutas con ellas, ha guiado mi vida. En ese contexto mis padres consiguieron que trabajara en varias empresas de publicidad, pero pronto vi que no quería ser publicista. Decidí “escucharme” e inicié un viaje por distintos países de Europa, con mochila y en autostop. Visité museos, en los que encontré aquellas obras que había visto en los libros de arte que había en mi casa. Aprendí mucho. Y cuando volví a Barcelona, yo era otro. Empecé a dibujar, a visitar museos, a consultar libros de arte y a estudiar el contexto en el que habían surgido esas grandes obras.
En el periodo 1969-74 trabajé en la realización de grabados, litografías, dibujos y obras sobre papel, tela y madera, con distintas técnicas. A esa etapa la he llamado “Serie Polifacética” y supone el inicio de mi vida como pintor. Desde entonces he trabajado siempre en lo que llamo “series”, porque mi detonante o punto de partida siempre ha sido un tema concreto que desarrollo hasta considerar que he dado mi respuesta a la situación abordada. Las series se suceden unas a otras cronológicamente porque, por lo general, en su concepción hay una continuidad. Quisiera poder mostrar, en Artmajeur, una muestra del contenido de las 25 Series que he realizado hasta este momento.
Me gustaría mucho tener la oportunidad de conocer la opinión de los visitantes.