Alfredo Brusorio – Una obra entre el rigor geométrico y la energía cósmica

Alfredo Brusorio – Una obra entre el rigor geométrico y la energía cósmica

Nicolas Sarazin | 9 jul 2025 5 minutos de lectura 0 comentarios
 

En la encrucijada de la herencia europea y de un aliento norteamericano, la obra de Brusorio explora un mundo donde las formas geométricas se animan con una energía vital. Pintor discreto pero exigente, formado por los grandes maestros de la abstracción, despliega desde hace más de 40 años una estética profundamente coherente, entre rigor y poesía. Descubra por qué sus obras, tan meditativas como poderosas, merecen hoy toda su atención.

Puntos clave

  • Artista de renombre internacional formado en Europa, radicado en Quebec, con más de 60 exposiciones individuales.

  • Un lenguaje pictórico único que combina geometría, energía cósmica e intuición orgánica.

  • Obras presentes en colecciones privadas y de museos , impulsadas por una rara consistencia artística.

  • Una doble carrera : pintor y restaurador, garantía de un dominio técnico excepcional.

  • Un arte meditativo que combina profundidad intelectual e inmediatez visual.

Renacimiento (1985), Jean-Paul Asselin, óleo, 76,2x61 cm

Nacido en Milán en 1939, Alfredo Brusorio encarna una trayectoria artística singular, nutrida por una exigente herencia europea y una perspectiva libre, influenciada por Norteamérica. Artista italocanadiense residente en Sherbrooke, Quebec, combina más de cuatro décadas de creatividad a través de la pintura, la restauración y la consultoría artística. Su obra, rica y coherente, se nutre de una fértil tensión entre las matemáticas y la emoción, entre la ciencia y la poesía.

Formación rigurosa, carrera internacional

Formado inicialmente en Italia, Brusorio recibió clases de importantes figuras de la abstracción europea: Crippa, Clemente, Roth, Fontana. Esta escuela de precisión y exploración lo llevó a experimentar en otros países, en Suiza, Francia y Estados Unidos, antes de establecerse definitivamente en Canadá, donde obtuvo una maestría en artes visuales en la Universidad de Quebec en Montreal.

Su compromiso va más allá de la creación: como asesor artístico de la Expo 67 y Terre des Hommes, y como subdirector del Pabellón Italiano, también ha restaurado importantes obras de arte. Esta doble perspectiva —creador y curador— ha fomentado en él un profundo respeto por los materiales, las formas y las intenciones.

Blu Infiniti (1982), Jean-Paul Asselin, Óleo, 76,2x61 cm

Una estética de equilibrio y misterio

Brusorio pinta un universo donde la geometría se vuelve vibración, donde las formas puras dialogan con los movimientos internos. Sus obras no narran: evocan, respiran. Tres lienzos ejemplares son suficientes para adentrarse en su constelación artística. En Renacimiento , una composición que se extiende entre la estructura y la respiración, los cuadrados transparentes y rigurosos se ven sacudidos por un círculo vibrante y líneas ondulantes. Toques orgánicos irrumpen en la superficie, como ráfagas de luz o polen. El conjunto da la impresión de un orden que se abre a la vida, de un sistema lógico repentinamente atravesado por el torrente. Blu Infiniti ofrece una inmersión en un cosmos personal, donde círculos rojos y azules trazan trayectorias orbitales alrededor de un punto central rojo y radiante. Brusorio evoca una visión casi astronómica del mundo: un nacimiento estelar, tal vez, o una mirada interior. La pintura se convierte en una ola, una resonancia, y deja al espectador suspendido en una forma de meditación activa. Finalmente, Natura anuncia una naturaleza revisitada, sin hojas ni ramas, pero profundamente orgánica. Las esferas danzan, arcos fluidos trazan un movimiento lento y continuo. Percibimos lo infinitamente pequeño —una célula, un embrión— tanto como lo infinitamente grande. Es una naturaleza recompuesta, donde la emoción circula por la estructura.

Una presencia discreta, pero esencial

Natura (1981), Jean-Paul Asselin, Óleo, 76,2x61 cm

Con más de 60 exposiciones individuales y obras en colecciones privadas y de museos, Brusorio nunca ha buscado el protagonismo. Avanza con paso firme, construyendo con paciencia un conjunto de obras que se adhiere a un rigor formal excepcional. Esta discreción también contribuye a su atractivo: descubrir a Brusorio significa adentrarse en un mundo aún preservado de la saturación mediática, un territorio de profundidad.

En un mercado del arte a menudo dominado por el efecto y la espectacularidad gestual, Brusorio ofrece una valiosa alternativa: la de una pintura densa e inteligible, nutrida por la historia pero con la mirada puesta en el futuro. Su obra posee una gran legibilidad, que cautiva tanto al ojo experto como a la mirada sensible, y que encuentra su lugar con naturalidad en espacios de contemplación: galerías, museos o colecciones privadas que buscan el diálogo.

Invertir en una obra de Brusorio significa invertir en el valor artístico acumulado a lo largo del tiempo, respaldado por una trayectoria rica y coherente. También significa elegir una forma de arte que no busca seducir de inmediato, sino brindar un apoyo duradero.

Jean-Paul Asselin, también conocido como Brusorio, es uno de esos artistas que traza su propio camino con humildad y rigor. Su obra es un espacio de resonancia, una tensión poética entre ciencia, espiritualidad y materia. En un momento en que el arte redescubre las virtudes de la lentitud y la introspección, su obra cobra más relevancia que nunca.

Descubra sus obras

Preguntas frecuentes

¿Quién es Brusorio?
Alfredo Brusorio, nacido en Milán en 1939, es un artista italocanadiense residente en Sherbrooke. Pintor desde hace más de 40 años, ha estudiado con figuras clave del arte moderno europeo.

¿Cuál es su estilo artístico?
Su estilo oscila entre la abstracción geométrica y el lirismo cósmico. Trabaja sobre las tensiones entre orden y vibración, rigor y respiración, materia y luz.

¿Por qué su obra es relevante hoy en día?
Brusorio ofrece una alternativa poco común al arte espectacular: una pintura silenciosa pero poderosa, que invita a la contemplación. En un mundo saturado de imágenes, su investigación invita a la calma y a la introspección.

¿Son sus obras accesibles a los coleccionistas?
Sí. Aunque se encuentran en colecciones de museos, algunas de sus obras aún se comercializan. Su calidad visual y rareza las convierten en piezas con un gran potencial de continua apreciación.

¿Cuál es su reconocimiento actual?
Brusorio goza de un reconocimiento discreto pero sólido, tanto en Canadá como a nivel internacional. Su trayectoria, su formación y la constancia de su obra lo convierten en una figura respetada en el panorama artístico contemporáneo.

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