En un conmovedor homenaje al monarca con más años de servicio en el Reino Unido, recientemente se inauguró una estatua conmemorativa de la reina Isabel II en la encantadora ciudad de Oakham, Inglaterra. Realizada por el escultor Hywel Pratley, la estatua mide dos metros de alto y está fundida en bronce, y representa a la Reina con su atuendo real, acompañada por sus tres amados corgis.
La inauguración marca el inicio de una serie de monumentos conmemorativos en toda Gran Bretaña, destinados a honrar a la Reina dieciocho meses después de su muerte. Varias ciudades e instituciones han comenzado a erigir estatuas en memoria de la Reina, y se espera que se develen varias más en los próximos meses. Estas incluyen una estatua en Newcastle-under-Lyme de Andy Edwards, que muestra a la Reina sonriendo y sosteniendo flores, y dos esculturas de Amy Goodman, incluida una que representa a la Reina saludando y sonriendo.
Algunos de estos proyectos se iniciaron antes de la muerte de la Reina, pero los encargos recientes se esfuerzan por captar su naturaleza accesible. “Era una figura casi maternal”, dijo Pratley en una entrevista, enfatizando las entrañables y entrañables cualidades de la reina.
La estatua de Oakham, en particular, fomenta la interacción con el público y se convierte en un punto focal de participación. En la inauguración estuvieron presentes muchos dueños de corgis y sus mascotas, celebrando la memoria de la Reina con un espíritu comunitario.
La financiación para esta estatua, que asciende a 140.000 libras esterlinas, se recaudó a través de contribuciones públicas, lo que demuestra el profundo afecto y respeto que los ciudadanos tienen por la reina Isabel II.