Joan Mitchell ilumina la Tate Modern gracias al histórico regalo de la familia Pérez

Joan Mitchell ilumina la Tate Modern gracias al histórico regalo de la familia Pérez

Nicolas Sarazin | 4 abr 2025 4 minutos de lectura 4 comentarios
 

La Tate Modern ha recibido Iva , una obra monumental de Joan Mitchell, de los coleccionistas Jorge y Darlene Pérez, la mayor donación de arte desde 1969. Este gesto fortalece la visibilidad de artistas subrepresentados y resalta el creciente papel de los coleccionistas privados en el acceso público al arte.

Lecciones principales

  • La Tate Modern añade una pintura monumental de Joan Mitchell a su colección gracias a una histórica donación privada.
  • La obra de 1973, previamente expuesta en una casa de Miami, mide seis metros de ancho.
  • La directora Maria Balshaw compara su importancia con la donación de Rothko en 1969.
  • La contribución de la familia Pérez resalta la importancia de una mayor participación pública con el arte de la posguerra.
  • El nuevo espacio expositivo resaltará el impacto de la obra en el expresionismo abstracto.


La Tate Modern acaba de alcanzar un punto de inflexión decisivo en el enriquecimiento de su colección nacional. Por primera vez en más de medio siglo, el museo londinense recibe una obra de tal magnitud: Iva (1973), un monumental tríptico de seis metros de ancho de Joan Mitchell, un regalo excepcional de Jorge M. Pérez y su esposa Darlene. La pintura, colgada durante mucho tiempo sobre su cama en Miami, ahora abandona la esfera privada para entrar en el espacio público, encarnando un fuerte gesto de democratización cultural.

Una adquisición emblemática

La directora de la Tate, Maria Balshaw, dijo que Iva era una "adición definitoria" a la colección. No duda en establecer un paralelismo con la famosa donación de Mark Rothko en 1969. El cuadro ocupará ahora un espacio específico en el museo, donde su vibrante energía promete transformar la experiencia del visitante. Con este gesto, la familia Pérez refuerza su compromiso con la accesibilidad artística, particularmente de obras de América Latina y del expresionismo abstracto.

El ascenso de un artista largamente olvidado

Una vez en la sombra, Joan Mitchell es ahora reconocida como una figura importante del período de posguerra. Su capacidad para traducir emociones en poderosos gestos pictóricos alcanza su apogeo en Iva , que lleva el nombre de su amado perro. Este toque personal, combinado con un brillante dominio del color y el movimiento, crea una obra que es a la vez íntima y universal. Mitchell, a través de sus influencias cruzadas entre Europa y América, teje diálogos culturales que la Tate Modern ahora pretende resaltar.

De Miami a Londres: el viaje de una obra

Transferir la pintura no fue una tarea fácil. Transportar un lienzo tan grande a través del Atlántico requirió meses de planificación, incluida coordinación logística, conservación y planificación espacial. Pero el riesgo valió la pena: al instalar a Iva cerca de los frescos de Rothko, los curadores crearon una sorprendente conversación artística, entre la abstracción lírica y la emoción cruda.

Filantropía con foco en el futuro

Además de la donación material, la familia Pérez también financió una dotación para apoyar la investigación curatorial en torno a Mitchell. El objetivo: fomentar narrativas más inclusivas y dar un lugar central a artistas excluidos durante mucho tiempo de la historia oficial. A través de talleres, programas educativos y exposiciones retrospectivas, Iva se convierte en un catalizador para el diálogo, el aprendizaje y la transmisión intergeneracional.

Un modelo para los museos del siglo XXI

Esta contribución ilustra un cambio profundo: los museos ya no son simples curadores del pasado, sino plataformas vivas donde el arte interactúa con cuestiones contemporáneas. Para Balshaw, cada adquisición es una oportunidad de reescribir la historia del arte. Al exponer Iva , la Tate Modern afirma su deseo de derribar los muros –físicos, sociales, simbólicos– que limitan el acceso a la belleza y al pensamiento.

El gesto de los Pérez demuestra que una obra maestra nunca pertenece realmente a una sola persona. Atraviesa lugares, tiempos, vidas. Él inspira. Él cuestiona. Se conecta. Con Iva , Joan Mitchell finalmente encuentra el lugar que le corresponde, no sólo en las paredes de un museo, sino en los corazones colectivos de aquellos que verán, sentirán y soñarán ante sus pinceladas.

Preguntas frecuentes

¿Qué es Iva ?
Iva es un tríptico monumental de Joan Mitchell, creado en 1973. Mide casi seis metros de ancho y encarna el expresionismo abstracto a través de un gesto vivo y colorido.

¿Por qué es importante este trabajo?
Se trata de la mayor contribución de una sola obra a la Tate Modern desde 1969. Marca un punto de inflexión en la representación del arte de la posguerra y subraya la creciente importancia de Joan Mitchell en la historia del arte moderno.

¿Quién donó Iva a la Tate Modern?
La pareja de coleccionistas y filántropos residentes en Miami, Jorge M. Pérez y Darlene Pérez, donaron la obra. Anteriormente era parte de su colección privada.

¿Qué representa esta donación para el museo?
Simboliza un fuerte compromiso con la accesibilidad cultural y el reconocimiento de artistas subestimados durante mucho tiempo. También se acompaña de un fondo de investigación destinado a apoyar la innovación curatorial.

¿Donde podemos ver a Iva ?
La obra ahora está en exhibición permanente en la Tate Modern, en un espacio diseñado para exhibirla junto a otros gigantes de la abstracción como Mark Rothko.

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