All artworks by Johana Uvence
Fosas • 2 artworks
View allDe la serie: Ausencia • 7 artworks
View allAmnesia • 9 artworks
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La obra nace del inconsciente y se improvisa en el diálogo.
De la serie: Realidades • 3 artworks
View allSin título • 13 artworks
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El mundo invisible es un pretexto para ver el verdadero mundo visible
Las aproximaciones que veo en[...]
El mundo invisible es un pretexto para ver el verdadero mundo visible
Las aproximaciones que veo en el trabajo de Johana Uvence, me relata paisajes invisibles que noto en esos lapsos de búsqueda y acercamientos a realidades imaginarias, veo una serie que denota angustia y emociones vivenciales que se encuentran en un momento inesperado de su vida; la abstracción que presenta es un efugio para poder expresar gestualidad, un momento ímpeto y deseoso de poder tener una diálogo entre las bizarras líneas que se estremecen con su propia imagen y su propia composición abstracta, la artista no coloca ninguna referencia concreta a la realidad, pero se vale de lo que sí subyace en su realidad. Es decir, formas, líneas, colores, texturas, todos estos elementos están en la realidad, pero formando parte de cosas concretas como jardines que ella dice argumentar.
A partir de aquí, se podría concluir que el vínculo de imitar o expresar, puede llegar a copiar o fantasear la naturaleza, pero en su caso la artista no le interesa el realismo. Sin embargo, esta explicación no es suficiente, tiene que haber algo más puesto que la abstracción que su obra proyecta, en caso contrario, cualquiera podría pintar una obra abstracta, pero el arte se ha convertido en un asunto estético y experimental que Johana presenta con esta serie titulada “Sin Título”… a partir de ese título nos reafirma lo abstracto que podría ser su misma obra.
Cuando veo de cerca el trabajo pictórico me remota esos recuerdos que habla Laurence Sterne con los pensamientos que se destinaban a otro hombre, a una metáfora que habla de sus pasiones que no sabe cómo decirlas en pocas palabras, se me asemeja a una vida llena de silencios, y me hace preguntar ¿qué sucede en la mirada del artista? "Todo arte viene de la naturaleza, el que puede arrancarlo de ella, solamente éste, lo posee", para Durero, estos espíritus sublimes, estos artistas verdaderos son los que dan un paso más allá de la naturaleza, los que arrancan el arte de las formas naturales.
El relacionarme con esa expresión de pintar abstracción biomorfica es un lenguaje singular de necesidad pero también de angustia por tratar de acercar su obra a un lenguaje contemporáneo, en su búsqueda por estar a la vanguardia de los países que marcan la historia del arte contemporáneo, es hoy y ahora que nos propone ver sus jardines de colores, aquellos acuoso, cuadrado, rojo, azul, turquesa, por mencionar algunos nombres de la obras.
Inicia ese diálogo entra la obra y el espectador (ahí me encuentro tratando de disfrutar y contraerme) estoy de acuerdo también que la finalidad del artista no es retratar la naturaleza sino plasmar su mundo interior, aunque también puede ser posible que sea necesario plasmar la interioridad a través de la naturaleza, Kandinsky decía que no todo el arte abstracto es bueno, al igual que no lo es todo el arte figurativo si éste no nace de una "necesidad interior".
Johana Uvence puede mostrar su exterior y al mismo tiempo su interior de las cosas que nos permite captar con todos nuestros sentidos, mismos que nos dará reacciones de gustar o no gustarnos nada de su obra, pero conociendo que piensa y sus ideas quizás empecemos a mirar, a ver estas piezas con otros ojos, con otra emoción, con otra sensibilidad.
Alejandro Tello
Las aproximaciones que veo en el trabajo de Johana Uvence, me relata paisajes invisibles que noto en esos lapsos de búsqueda y acercamientos a realidades imaginarias, veo una serie que denota angustia y emociones vivenciales que se encuentran en un momento inesperado de su vida; la abstracción que presenta es un efugio para poder expresar gestualidad, un momento ímpeto y deseoso de poder tener una diálogo entre las bizarras líneas que se estremecen con su propia imagen y su propia composición abstracta, la artista no coloca ninguna referencia concreta a la realidad, pero se vale de lo que sí subyace en su realidad. Es decir, formas, líneas, colores, texturas, todos estos elementos están en la realidad, pero formando parte de cosas concretas como jardines que ella dice argumentar.
A partir de aquí, se podría concluir que el vínculo de imitar o expresar, puede llegar a copiar o fantasear la naturaleza, pero en su caso la artista no le interesa el realismo. Sin embargo, esta explicación no es suficiente, tiene que haber algo más puesto que la abstracción que su obra proyecta, en caso contrario, cualquiera podría pintar una obra abstracta, pero el arte se ha convertido en un asunto estético y experimental que Johana presenta con esta serie titulada “Sin Título”… a partir de ese título nos reafirma lo abstracto que podría ser su misma obra.
Cuando veo de cerca el trabajo pictórico me remota esos recuerdos que habla Laurence Sterne con los pensamientos que se destinaban a otro hombre, a una metáfora que habla de sus pasiones que no sabe cómo decirlas en pocas palabras, se me asemeja a una vida llena de silencios, y me hace preguntar ¿qué sucede en la mirada del artista? "Todo arte viene de la naturaleza, el que puede arrancarlo de ella, solamente éste, lo posee", para Durero, estos espíritus sublimes, estos artistas verdaderos son los que dan un paso más allá de la naturaleza, los que arrancan el arte de las formas naturales.
El relacionarme con esa expresión de pintar abstracción biomorfica es un lenguaje singular de necesidad pero también de angustia por tratar de acercar su obra a un lenguaje contemporáneo, en su búsqueda por estar a la vanguardia de los países que marcan la historia del arte contemporáneo, es hoy y ahora que nos propone ver sus jardines de colores, aquellos acuoso, cuadrado, rojo, azul, turquesa, por mencionar algunos nombres de la obras.
Inicia ese diálogo entra la obra y el espectador (ahí me encuentro tratando de disfrutar y contraerme) estoy de acuerdo también que la finalidad del artista no es retratar la naturaleza sino plasmar su mundo interior, aunque también puede ser posible que sea necesario plasmar la interioridad a través de la naturaleza, Kandinsky decía que no todo el arte abstracto es bueno, al igual que no lo es todo el arte figurativo si éste no nace de una "necesidad interior".
Johana Uvence puede mostrar su exterior y al mismo tiempo su interior de las cosas que nos permite captar con todos nuestros sentidos, mismos que nos dará reacciones de gustar o no gustarnos nada de su obra, pero conociendo que piensa y sus ideas quizás empecemos a mirar, a ver estas piezas con otros ojos, con otra emoción, con otra sensibilidad.
Alejandro Tello
Pequeño formato • 9 artworks
View allDomestícame • 8 artworks
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PRESENTACIÓN
Los alientos creadores en las nuevas propuestas plásticas nos recrean con horizontes poco[...]
PRESENTACIÓN
Los alientos creadores en las nuevas propuestas plásticas nos recrean con horizontes poco explorados, innovadores y visualmente creativos; minimalistas, al despojar cualquier elemento secundario concentrándose en la esencia. Ahora, la exposición que presenciamos de Johanna Uvence tiene estos alientos propositivos y quizá, en una fase exploratoria, de búsqueda en el oficio, en su práctica radicalmente exclusiva, encontramos una obra inquietante por los subterfugios del espacio y del color que usa en su concepción de pintura.
Johana es una artista chiapaneca joven pero de habilidades plásticas intensas. Justamente esa urgencia la ha llevado a romper y a distanciarse de las tradiciones de estas latitudes; las cuales, muchas de ellas, han envejecido por el exceso folclorizante e ideologizado de esos que agotan y empobrecen; esto es, una sobre-representación desgastada de la realidad vivida en el estado. Más bien, para ella, es la de resemantizar la noción de plasticidad en la que privilegia la forma, el placer táctil y visual en el que aventura, en una especie de maridaje, tanto el concepto como la gestación onírica y abstracta, diríamos, casi en intimidad con la instalación. Además, en el espectador provoca apertura, quizá extrañamiento y ambigüedad, pero es esa imbricación y polisemia la que marca la poética en su obra.
La que vemos ahora es una perspectiva contemporánea del arte, de la que podemos decir, siguiendo las ideas de Rosalind Krauss y de Baudrillard, en la que el nombrar o representar un objeto no tiene por qué determinar necesariamente su existencia, ya que puede no haber ningún objeto que nos diga nada. Por ello, estamos ante un simulacro ya que en la confluencia posmoderna de la creación artística, hay un juego sin origen del significante. Vemos un sistema de representación de la ausencia: son piezas, son pinturas, son objetos, son colores, es la multidimensionalidad de la pintura-espacio, es la concreción, es escultura, son colores sin pincel, es un cuadro pictórico sin lienzo y sin marco… ¡Es la representación deliberada de ausencia!
Para la artista de “Domestícame” es importante su recorrido, su historicidad, su autobiografía, los viajes internos y geográficos que van construyendo y dando forma a una propuesta, a una subjetividad explosivamente creativa, que se aleja de las homogeneidades estilísticas. Por ejemplo, aunque el acrílico es su insumo principal le suma algunas cuantas capas de color en diferentes etapas de secado para ir trascendiendo toda su experiencia plástica asimilada y previa. Así vemos que Johana, como dijera Merleau-Ponty el sistema de experiencia no se pone a su disposición como si fuera Dios, sino que lo vive desde un determinado punto de vista; no es el espectador, sino ella esta implicada, y es su compromiso con un punto de vista lo que posibilita la finitud de su percepción y su apertura al universo entero como horizonte de cada percepción la que le da una nueva idea en cada proyecto. Así, son sus demandas y necesidades estéticas, sus dilemas y enfrentamientos con su Oficio: deconstruir el medio. Aunque paradójicamente, encontremos un estatuto de la obra, una rúbrica, la unicidad y la originalidad, la emoción y, por supuesto, una gran pasión.
Efraín Ascencio Cedillo
Julio del 2007
Los alientos creadores en las nuevas propuestas plásticas nos recrean con horizontes poco explorados, innovadores y visualmente creativos; minimalistas, al despojar cualquier elemento secundario concentrándose en la esencia. Ahora, la exposición que presenciamos de Johanna Uvence tiene estos alientos propositivos y quizá, en una fase exploratoria, de búsqueda en el oficio, en su práctica radicalmente exclusiva, encontramos una obra inquietante por los subterfugios del espacio y del color que usa en su concepción de pintura.
Johana es una artista chiapaneca joven pero de habilidades plásticas intensas. Justamente esa urgencia la ha llevado a romper y a distanciarse de las tradiciones de estas latitudes; las cuales, muchas de ellas, han envejecido por el exceso folclorizante e ideologizado de esos que agotan y empobrecen; esto es, una sobre-representación desgastada de la realidad vivida en el estado. Más bien, para ella, es la de resemantizar la noción de plasticidad en la que privilegia la forma, el placer táctil y visual en el que aventura, en una especie de maridaje, tanto el concepto como la gestación onírica y abstracta, diríamos, casi en intimidad con la instalación. Además, en el espectador provoca apertura, quizá extrañamiento y ambigüedad, pero es esa imbricación y polisemia la que marca la poética en su obra.
La que vemos ahora es una perspectiva contemporánea del arte, de la que podemos decir, siguiendo las ideas de Rosalind Krauss y de Baudrillard, en la que el nombrar o representar un objeto no tiene por qué determinar necesariamente su existencia, ya que puede no haber ningún objeto que nos diga nada. Por ello, estamos ante un simulacro ya que en la confluencia posmoderna de la creación artística, hay un juego sin origen del significante. Vemos un sistema de representación de la ausencia: son piezas, son pinturas, son objetos, son colores, es la multidimensionalidad de la pintura-espacio, es la concreción, es escultura, son colores sin pincel, es un cuadro pictórico sin lienzo y sin marco… ¡Es la representación deliberada de ausencia!
Para la artista de “Domestícame” es importante su recorrido, su historicidad, su autobiografía, los viajes internos y geográficos que van construyendo y dando forma a una propuesta, a una subjetividad explosivamente creativa, que se aleja de las homogeneidades estilísticas. Por ejemplo, aunque el acrílico es su insumo principal le suma algunas cuantas capas de color en diferentes etapas de secado para ir trascendiendo toda su experiencia plástica asimilada y previa. Así vemos que Johana, como dijera Merleau-Ponty el sistema de experiencia no se pone a su disposición como si fuera Dios, sino que lo vive desde un determinado punto de vista; no es el espectador, sino ella esta implicada, y es su compromiso con un punto de vista lo que posibilita la finitud de su percepción y su apertura al universo entero como horizonte de cada percepción la que le da una nueva idea en cada proyecto. Así, son sus demandas y necesidades estéticas, sus dilemas y enfrentamientos con su Oficio: deconstruir el medio. Aunque paradójicamente, encontremos un estatuto de la obra, una rúbrica, la unicidad y la originalidad, la emoción y, por supuesto, una gran pasión.
Efraín Ascencio Cedillo
Julio del 2007
Microintrospección del espacio en mi mente • 10 artworks
View allRostros en contraste • 13 artworks
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La obra nace del inconsciente y se improvisa en el diálogo.
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