Añadido el 7 oct 2015
Alvaro Bustelo recorre desde hace años un sendero de investigación de lenguajes pictóricos. En sus primeras etapas demostró interés por lenguajes abstractos de tipo expresionista aunque nunca dejo un tipo de orden personal y subjetivo. Mas adelante comenzó a explorar diversas sendas figurativas. Al principio de su etapa figurativa abstracción y representación dialogaban con intensidad, hasta que los personajes fueron invadiendo con persistencia sus telas y maderas. Su paleta fue variando y de una predominancia de ocres, negros y blancos, el cromatismo se fue enriqueciendo con amarillos, naranjas, verdes, aunque el ocre de apoyo se sostiene.
En la etapa actual los colores son variados, naranjas y rojos predominan, la línea subraya la presencia de las figuras y el expresionismo de la abstracción se mantiene en los chorretes, en la manera en que maneja con libertad y gestualidad la materia. Las superficies son heterogéneas, tanto de cromatismo como de textura. La uniformidad es rechazada por Bustelo. La diferencia de paletas provoca efectos de acercamiento y alejamiento. Quien mira las vibrantes telas de Bustelo observa las inyecciones de colores intensos. Puede ver, asimismo, los juegos de pintura y texturación de los empastes así como las huellas dejadas por el azar y el accidente.
Bustelo tesauriza las superficies operando sobre el empaste fresco. Luego de pintar utiliza trapos para quitar parte de la materia, impone texturas al barrer la tela con cuchillo haciendo aflorar zonas de diversas calidades táctiles. Genera surcos diversos y rayas, dejando que la pintura fresca se mueva por si misma sobre esas superficies. Las gotas van buscando un camino propio dejando sus huellas. Cambian de curso accidentalmente y así le otorgan una calidad muy especial a las telas.
Ansioso, directo e impulsivo, Bustelo define su iconografía en un misterioso encuentro entre las proyecciones que le sugieren ese mundo de formas, goteos, manchas y colores y su carga de obsesiones, sentimientos, lecturas, recuerdos. El encuentro de su mirada, las texturas, y la carga interior, termina produciendo una serie de imágenes que lo identifican. Sin pensarlo ni decidirlo de manera premeditada, Bustelo configura una realidad en la que trata de rescatar ciertas virtudes lúdicas propias del arte. Con transferencia de figuras pequeñas como mariposas y diseños tribales aztecas, Bustelo agrega, (en un proceso mas controlado) y solo en algunas telas, nuevos motivos sugerentes que a veces aparecen sobre una boca, en el medio de una figura, rodeando un personaje. En ocasiones son muy visibles, en otras quedan como huellas fantasmales.
La presencia de animales humanizados o seres humanos animalizados que fue muy importante en su primera etapa figurativa es menos evidente en esta serie que se exhibe en la Alianza Francesa. Personajes con connotaciones mas vinculadas al mundo de las mujeres y los hombres se instalan en los lienzos. Pero no son figuras de la realidad, sino que emergen de la fantasía de Bustelo, una fantasia estimulada por la manera en que ha tratado al soporte y por la carga de sus pensamientos, sentimientos y sensaciones.
Los personajes favoritos tienen que ver con el andel de la guarda, los templarios, los payasos, las mariposas, los guerreros indígenas, los gladiadores, Maria Magdalena. Los temas que afloran revelan el interés de Bustelo en la sensualidad, la sexualidad, lo indígena, los relatos maravillosos, el sufrimiento, los legados del arte egipcio. Bustelo, a la vez, sigue explorando lo animalesco de los seres humanos. En ocasiones se remite al rescate de algunas vivencias ciudadanas como Noche de copas.
Sus personajes son seres estáticos, presentados de perfil, que en ocasiones trasmiten soledad, melancolía, aislamiento, tristeza o una sexualidad intensa. Sus figuras estimulan a lecturas diversas y son multidimensionales en lo que se refiere al sentido interpretativo. Mudas, parecen incapaz de comunicarse a través de la palabra o lo sonidos, y sus bocas ausentes (salvo raras ocasiones) revelan problemas de expresión oral. Empero dejan que dialoguemos con ellas y busquemos posibles connotaciones. Mientras tanto, se imponen por su fuerza expresiva. Silentes, estas figuras intensas quedan en la retina y la mente del espectador.