Guillermo Aurelio Barón Cabut

La religiosidad es manifestación primaria de la espiritualidad. Entre las vertientes vernáculas y foráneas, el catolicismo asume históricamente y en la actualidad la red más ampliamente comprensiva de la identidad sur y latinoamericana. De allí y citando a Virgilio Elizondo: “María (de Guadalupe, que) es la cara femenina de Dios” genera un fenómeno tanto o más social que religioso, cuando al expresar a Juan Diego: “Yo soy la madre del Dios Teotl” por medio de esa simple frase rescata la cultura nativa y pone en plano de igualdad a sojuzgados e invasores. Amalgamado con los sincretismos andino y yoruba, culmina esto en que la religiosidad que imponían los europeos, termina siendo apropiada por nativos, africanos y criollos, con modulaciones y colorido propios que, aunque diversos regionalmente, conservan materia de una identidad aglutinante inconfundible. Buscamos aquí recrear artísticamente el derroche de riqueza que esta multifacética personalidad ha volcado históricamente en las manifestaciones de su espiritualidad.

En afán de trascender lo cotidiano, voy atesorando las imágenes que recojo con mi cámara, para mi satisfacción individual. Al transcurrir cierto tiempo, surge en mi la necesidad de repasar lo recorrido y de esa manera voy reconociendo la persona en que me he ido convirtiendo hasta llegar a hoy. Entonces, siento necesidad de compartirlo ¿y en qué otra forma sino por medio de lo que amo?
He escogido unas cuarenta imágenes obtenidas a lo ancho de este mundo nuestro y que versan sobre manifestaciones de la luz: reflejos, destellos y transparencias. O, simplemente su ausencia. Como nos sentimos seres de luz, desechamos la última alternativa, la aceptamos sólo cuándo es parcial.
Su discurso puede ser sereno, agitado, rítmico, melodioso y mucho más. Acompaña nuestras concepciones utilitarias y espiritualistas y trasciende con gracia las barreras aparentes. En lo espiritual, es constante paradigma de crecimiento. En aquellas, conmociona el cientificismo cómo actúa en el nivel cuántico.
Por su intermedio nos maravillamos en los detalles del fantástico universo de la Creación. O, cómo el aprendiz de brujo, intentamos intervenir en su proceso, con mayor o menor suceso y acierto.

Aquí, ofrecemos con humildad realidades, instantáneas unas y otras más durables, que me fue permitido retener en una cajita negra. Para compartirlas, que sin así hacerlo todo resulta pobre y mezquino.